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-108-

35.

I.

DoctTina c?·istiana.

C ua ndo S . .I'ab lo decia á T imoteo y ·á T ito, que guarda–

sen cuidadosamente el de pósito rle la fé, y argnyese n para

convencer,

y

cor rij iesen,

~i

fuese necesario,

á

los que inven–

tasen novedades, hacia igua l encargo

á

todos los obispos.

·'Pero los .deberes de estos supon ían otros tantos ilerechos,

como medios necesarios para clesempe)'íar los encargos del

Apósto l, ó hablando mas p•·opiamente los ele Jesucristo

que los puso en su Iglesia para gobernarla. En la Diserta–

cion anterior h emos desac reditado ccn cloctimentos históri–

cos la arbitrariedad , con que el Canlcnal Baronio tuvo va.

lor de decir, que "desde el tiempo ele los apóstoles,

y

d esde

q.ue

fué cplocada en Roma la S illa de Pedro, a l nacer

una herejía, no e ra examinada la causa por ningun obispo,

sino por el Romano Pontífice, quien procedía á la concle–

nacion con a utoridad apostó lica." J_,e opusimos el respeta–

b le testimonio de San Agustín, segun el cual, la mayor par–

te ele las herejías habían sido condena<las en 'los luga res

donde empezaron.

Tomemos ahora de los prop ios ana·les eclesiásticos del

Cardenal, documentos con que -rebatil· su eq\iivocada aser–

cion. Hablando Baronio de

la

costnmbre de celebrar co n–

ci lios, dice, que

"lo~

ob ispos,

á

imitacion de los apóstoles,

;se reunían para tratar de Jo relativo

á

laje

y á las costum–

bres, diciendo cada uno su

~entir."

En los anales de l Ca r–

denal e ncontramos, que S . A lejand ro, obispo de Alejanclria,

no r ecurrió al Romano P on tífice, para que conociese

y

con–

denase la ·doctrina de Arrio,

~in

o que él' mismo la juzgo

y

.condenó: que San Flavian, Obispo de Constantinopla, juz–

gó y condenó

á

Eutiq ues; asi como obispos, reunidos en

Antioquia,

á

su Patriarca Pa ulo; los

obispo~

de Afi:ica á

Pelajio y Ce les'tio, y cien otros ejemplos, que consignó nues–

tro Cardenal en sus anales. Los de la Curia olvidan la hi s–

toria, para llevarlo todo

á

su propósito; icuando hacen me–

morin ele que los obispos dieron

cu~nta_

al Pap¡1, omite n lo

i)Ue

ellos hubieran practicado antes en nso de su antoridacl,