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-101·-

.iglesi<\S,

y

la.

autoridad

que gobierna e n cada

una,

si n rnctí-·

g uar sus

facultad ~s

en cuanto fuese necesario.

QQ.

Notable ejemplo en corifinnacion

rle

lo

dicho.

E n otra parte hemos hablado del derecho ele

·rega!ia,"

y

tle la cuestion que con este motivo se suscitó en Francia, y

de la sing ular oposicion que hicieron al decreto real, obe–

decido generalmen te, dos solos obispos apoyados por el Pa–

pa. A los ojos dé! g ran Bossuet, el asunto no era de tal

naturaleza, qu e mereciese ·resistencia;

y

antes bien, se evi–

taba para lo sucesivo el g rave inconveniente, de que el Rei

co nfiriese las dignidades q ue ej ercían alguna jurisdiceion

espiritua l, reconociendol e el d erecho de presentacion en toe

das las I gles ias. La opinion de Bossuet fué la de todos los

obispos

y

del cl ero;

y

el derecho de regalía quedó depurad o,

en expresion del Cardenal historiador, de cuanto presen–

taba de contrario á las reglas. P ero el Papa insistía en su

propó sito con tenacidad inconcébible,

y

amenaz;rba

ú

los

obispos, los trataba ele cobardes en causa que llamaba justa

y

sa nta. Y ¿cuá l fu é el resultado ? Repitamos las palabras

d el citado Cardenal: " la resolucion unánime de los obispos

reunid os en asamblea era conforme á los principios, venta–

josa á la I g lesia,

y

conveniente á los res petos debidos al Rei

y

al interes de la

tranquilidad pública. Pero el Papa no

conocía sino mui imperfectamente las concesiones importan –

tes, que la sabidur ía del clero habia obtenido de ¡,_,modera –

cion de Luis XIV. E l dc:recho ele

•·egaüct

se extendi ó

á

to–

das las Iglesias de F rancia, viniend o

ser desde entonces

cuestio n sin in teres, y despues sin obj eto." Para que se vea,

aí'íadamos nosotros, q ue la contradiccion de Roma en pnn–

tos que no puede conocer, se desacred ita con el tie mpo,

y

p asa· á ocupar una triste

y

desarnida

piíj i m~

en la historia.

30.

Rasgo cné,jico del g·ran Obispo Bossuet_

_ -\.í'í ádamos otro notable ejemplo, par"' que se tenga

idea de la encrjia de u11 Obispo, que tic11c co nciencia de su

dig nid <td ,

ú

pesar de lo

di, pue~to

por los Papas. En la s

decretalcs hai 1111 ca ¡>Ít11lo ele l lloccncio

lll

en

<]UC

ampara

y

pl·otPj('

~1 mona~tcrio

de .}o uarrc, •;ontra

E'i

empeño

del