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Estas medidas, completatnente agenas al es–
píritu de la época y
á
los principios en que reposa
la organizacion política de
la~
sociedades modernas,
produjeron en la opinion
resultado~
análogos á los
que engendraron las pastorales del señor Clara.
En el pritner montento vaciló la firn1eza de convic–
cion de algunos padres de familia residentes en
las provincias 1nencionadas, los cuales retiraron
á
sus hijos de las escuelas oficiales; pero no trascur–
rieron muchos dias , sin que la reaccion se prodn–
jera de la
m~nera
Inas firme
y
expontánea. Los
alumnos retirados motnentanean1ente de las escue- .
las fueron restituidos á ellas
y
nadie sigu_ió creyen–
do que el principio de la enseñanza laica, llamado
á prestar una nueva garantía al de la libertad de
conciencia, pudiese pervertir
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extraviar el espíritu
de lo8 niños que se educan en laK escuelas oficia–
les.
En ·el resto de la República, la gran 1nayori::J,
incluso 1nuchos católicos, deploraron que personas
sérias
y
respetables como el
~eñor
Risso Patron
ena~bolaran
con1o enseña de con1bate, la bandera
religiosa, permitieran que
á
su sombra se
c~>bijasen
las pasiones políticas y expusiesen á aquella, de
es~e
1nodo,
á
ser ultrajada en el fragor de las
contiendas civiles, por lof:l 1nismos que de ella se
servian para prestigiar su causa.
208.--
El gobierno nacional no podia cruzarse
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