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-242-

Vuestro progreso quiere que cada cual piense lo que

quiera, hable como quiera

y

propague lo.s errores

que le plazca.

Y

o digo que eso es sembrar el

mundo de errores, que eso es derratnar la se1nilla.

de la desolacion, de la inmoralidad

y

de la incre–

dulidad; que eso es despojar no solo

á

las genera–

eiones presentes sin6

á

las futuras,

á

niños qne

están por nacer, su herencia ele verdades, su eterna

salvacionj solo por dar gusto á

uno~

cuantos

indi~

viduos, en materia üe libert1d ilünitada y de su–

pren1a indepenüencia.

Yo digo

que soy lillre ele tollo poder civil, que Dios no me

hizo súbdito en la tierra, que uingun rey es mi

soberano, que soy el supremo

j

nez (le las concien–

cias; de la del paisano que cultiva los catnpos, con1o

de la del rey que se sienta en el trono, de lo que

en lo espiritual se hace en las

casa~,

cotno de lo

espiritual que se trate en las legis1 aturas;

el

últin~o

juez en la tie!'ra de lo bueno

y

de lo

·1nalo.

l)

128.-Dcspues de

lo expuesto pregunta1nos:

dentro del órden de las posibilidades ¿cabe una

ar1non1a perfecta, sincera,

leahnente practicada,

entre la Iglesia y el Estauo, tnientras ambos pode·

r es se inspiren en los principios que respectivatnente

dejatnos consignados

y

n~archen

por los senderos

que ellos

le~

tnarcan? Cualquiera co1nposicion que

se haga en tal sentido, si uno de los dos no renuncia

á

las doctrinas fundatnentales

u

e su el'edo, tiene