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ticos lla1naclos
á
eonocer de ciertas cuestiones, con1o
las de c1jvorcio y nulidad del 1natrimonio
1
que tie–
nen trascendencia en el órden civil y contra cuya
sentencia se ha instituido el recurso de fnerza.
En
estos y otros
casos~
el fnncionario eclesiástico in–
fringe sünultanea1nente las leyes canónicas y civiles
y contrae una doble responsabilidad ante la Iglesia
y
el Estado. Entonces es legítilna la intervencioH
de ambos poderes para corregir el abuso.
Debe tenerse presente tan1bien, que un ciudadano
argentino revestido de ]as órdenes sagradas, cuan–
do acepta un puesto en cualquiera de
los grados
ele la gerarqnia eclesiástica, no pierde por este he–
cho su carácter de ciudadano; lo conserva y en
e:5t.a condicion se encuentra bajo el
imperio de las
leye~
comunes del país, con las únicas excepciones ó
reservas que la nlis1na ley declare.
125.-Si las bases constitutivas de la sociedad
política y civil argentina fueran perfectan1eute ar–
Inónicas con las que la iglesia católiea, lnodifican–
do sn organizacion pr.i mitiva, se ha ido dando en
el trascurso Lle
lo~
siglos;
:si
las instituciones qne
forman
y
constituyen la esencia .del gobierno argen–
tino estuvieran de acuerdo con las doctrinas fun–
dainentales que hoy sustentan los 1nas fieles adictos
á
la corte del Vaticano; si Jas leyes del país y las
facultades que ellas atrilJu,Yen
á
los representantes
de la soberan1a nacional, siguiesen el n1isn1o rumbo