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parecido cuando el desacato es 1nanifiesto, claro y
evidente; cuando se lanza una
pastoral~
no con el
objeto ele encubrir una ofensa al poder crvil, sino
con el
~e
agredirlo francamente y sin a1nbajes'?
Pero, no nos adelanten1os
á
una cuestion que n1ás
adelante hemos de tratar, dejando por el 11101nento
constancia de dos hechos que si no se quiere que
Llen1uestren la existencia del patronato, revelan,
cuando n1enos, que el poder civil, por necesidades
de órden público y para resguardar su propia au–
toridad de los ataques osados ó encubiertos dirigi–
dos contra él, puede intervenir en
las funciones
referentes al culto religioso.
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Puede decirse, pues, que el clero argentino, en
su inn1ensa 1nayoria, figurando en este grande y
nun1eroso grupo sus n1ie1nbros 1nas conspicuos, ha
reconocido que el
gob~erno
de la República se en–
cuentra en posesion legítilna del patronato nacional,
aunque
no
todos le hayan atribuido la n1isn1a am–
plitud ni el1nismo origen; aunque no todos hayan
seguido en la nutteria el órden
~ógico
y natural de
las id
e
as