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DE LA. CONTl\lCIOt'(.

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guno' sino graves daños

y

una triste memoria de los bienes gran-

..

des que has perdido. Dirásme, ¡ay <le mí! que hien lo veo,

y

cuando

DO,

el estímulo

y

remordimiento de mi mala conciencia,

que <le noche y de dia me está punzando el cornzon y el alma, me

abriera los ojos <le la consideracion para que

lo viera. ¿Qué, es

posible que nunca he de verme libre de estas prisiones? ¿Siempre

he de estar cautivo? ¿Siempre oprimida la cerviz cou el duro yugo

de mis pecados? ¿Siempre sujeto

:i

mis descnfrenatlos

::.pctitos?

¡Oh Dios mio, y bien de mi alma

!

¿Qué serü de mí? Vos, Se–

fior,

desde esa cruz me llama is que os siga, y vais dela ute facili–

tándome el camino,

y

yo sigo mis antojos: Vos me aconsejais que

eche por el camino estrecho que lleva al cielo, y yo echo por

el

mas ancho, que lleva

á

la perdicion: Vos, <·.on vuestro CJemplo,

me easefiais cómo

tengo de vivir,

y

yo muero por no imitaros:

Vos menospreciásteis las riquezas, y yo os menosprecio

á

Vos por

ellas: Vos hallásteis las honras, y yo os atropello

á

Vos, y á vues–

tra santa ley por alcanzarlas: Vos disteis de mano á los deleites

lícitos,

y

yo os doy á Vos del pie por los ilícitos: Vos quereis

que como Vos siga la verdad, y yo la persigo á ella y á Vos de–

fendiendo mi mentira con varios jmarncntos: Vos moristeis por

la

gloria de vuestro Pa1lre y bien eterno de

las almas , y yo muero

por alcanzar para mi honras y dignidades, sin acordarme de Vos,

que sois mi Padre, mi bien y eterna felicidad. ¡ Ay de mi, peca–

dor!

(1)

Veo. lo mejor,

y

apruébolo; quiero lo peor, sígolo. No

hago el bien que amo,

y

obro el mal que aborrezco. ¿Qué haré,

Señor? Yo te lo diré de parte suya, si bien él ya Le

lo ha dicho en

su Escritura Sagrada. Tu remedio está en querer. ¿Quién me libra–

rá de la corrupcion de

est~

cuerpo mortal? .Dios. ¿Quién hará que

no

prcdomin~

en mi la ley tlc la carne, ni me ,venza este enemigo

doméstico? La gracia; esta es la que esfuerza el espíritu, la que

sujeta la carne, la que mitiga las pasionrs y la que cura la corrup–

cion de la naturaleza. Llora lastimado tu mala viJa pasaJa, lasti–

mate afligido por tus pecados presentes, aflígete confuso de estar

(t)

Ad. Rom. 7. n.19.