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TRATADO PRlll[EllO
CAPITULO XIV.
DEL ACTO DE CONTRlCION.
El acto de contt·icion comprende en sí cuatrn actos (
l),
presu–
puesta la
fe
el primero , dolor de la ofensa, con detestacion del pe–
cado. El segundo, amot· de Dios sobre todas las cosas. El tercero,
propósito de la enmienda. Y el cuarto,
esper~nza
del perdon
y
glo–
ria eterna.
El
dolor se conoce cuando , con la memoria de los pecados
ya
aborrecidos' el alma se aflige
y
prorumpe en lágrimas' por lo me–
nos del corazon. Que las esteriores que los ojos vierten no se piden
para que la contricion sea verdadera; basta que se haga aprecio de
Dios, del cual nazca el dolor de haberle ofendido, por ser
él
qmen es.
El amot· se echa de vet· que es de Dios , cuando le pesa gravisi–
mamente de haber pecado contra su voluntad infinita, quebrantando
su divina ley y atropellando su sa11tísima voluntad, y esto no por
el bien que perdió ,
ó
·el mal que mereció, sino por ser ofensa de
Dios , amado sobre todas las cosas, como se ha dicho.
El propósito ele la enmienda consiste en una voluntad eficaz
y
muy resucita que el pecadot· tiene de coufosarse,
y
de nunca mas
volver
á
pecar, ni por amot· de cualquier bien, ni por temor de
cualquier mal, aunque probablemente tema de su flaqueza que ha
de vol ver
á
caer.
La esperauza es cierta, cuando el alma acude al trono , de la
misericor<lia Divina, poniendo en ella sola toda su confianza, y en
particular eu aquella misericordia de misericordias, con que Jesu–
cristo nuestro Señor bajó del cielo al suelo para subirnos
á
los hom–
bres del suelo al cielo.
T1)rlos estos actos encierra en sí la oracion siguiente, que lla–
mamos
ac~o
de contricion; el cual, dicho con todo el afecto del
(t)
Cun.
Triu,
ses. 4. c. 4.