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TRATADO PRIMERO
hermosean; la paz
y
sei·enidad de la buena conciencia, la quietud,
consuelo
y
alegría del alma , los favores
y
socorros
super~bundan
tes q11e Dios da
á
los justos. Tala, consume, anega el fruto
y
méri–
tos de nuestras buenas obras,
y
las riquezas
y
despojos de nuestros
enemigos, ganados
y
adquiridos con gloriosas victorias de nosotros
mismos. Prívanos <lel valor de la oracion, del consuelo en los tra–
hnjos, de la cornunicacion
y
participacion tle las virtudes, buenas
obras
y
merecimientos tle los justos; <le los Sacramentos de la Igle–
sia,
del
aumento Je la gracia, de las in<l11lgcncias y jubileos, de la
sangre
y
méritos <le Jesucristo. Ilácenos enemigos tle nuestro Cria–
dor
y
que seamos aclamados de todas las criaturas por infieles, trai–
dores, infames
y
rebeltlcs
á
Dios. Prívanos Je Ja herencia del reino
de los cielos, comlenatlos
á
increíbles tormentos de todos nuestros
sentidos
y
potencias, tan intensos
y
dolorosos que el mas mínimo
nos quitaría Ja vida <lel cuerpo si no interviniera milagro;
y
tnn pro–
lijos, qne si un pajarito de cien 111il
á
cien mil at'ios llevase una go–
ta <le! mar, primero se acaba ria toda el agua qne ellos
(1 ).
Y al fin,
ele cuerdos nos hace locos
('2),
y <le hombreo brutos; para que cre–
yendo que el pecado nos hace totlos estos <lafios, Je cometamos tan
libremente de todas maneras, no una vez, oino muchas, siendo
1pas ocasionados para hacernos dafío que todos los fieros nnima–
les de mar, tierra
y
aire juntos, que
toJos los horuhres, que to–
dos los demonios, que todos los ángeles, qn.e toda Ja Santísima
Trinidad. ¡Oh maldito pecatlo
!
Enemigo de Dios, quebrantador de
· su ley, menospreciatlor de sus célestiales preceptos, privacion to–
tal de su amistad,
ti
es ti erro preciso de los bienes tle gracia, niebla
oscura de la uatural cza , muerte espiritual <.!el alma, ruin:.i del mun–
do, destruccion 11e los hombres, m:rncha que todo lo c1111des, c:in–
cer que todo lo corrompes, peste que todo lo inflciouas, incentivo
de Ja ira divina, fundamento de nu es tro dafio, ocasion <le nuestro
castigo; sin
tí
todas las almas son de Dios amadas,
y
contigo to–
das son de él aborrecidas.
(1) Prol.J. ':!L-(:2) Psaliu. 48 .