DE LA CONTRlCION.
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to~.
¿Y qué digo lágrimas?
('l)
Una sola basta para apagar el fuego
tle todos tus pecados. No es ponderacion rnia, sino de Crisóstomo; el
· cual dice que las hogueras grandes de los pecados, los incendios de
las culpas, los fuegos de nuestros ilelitos <¡ue pi<liendo justicia con–
tra nosotros llegan hasta el cielo, no se apagan con fuentes, ni con
ríos, ni con mares de agua, si1.10 que una pequeña lágrima, nacida
de ver<la<l era contricion, los deshace, los des truye
y
los apaga.
¡Oh l<igrima humilde de contricion
!
dice san Laurencio Justiniano,
tuyo es el poder, tuyo es el reino, tú vences al inveucible,
tú
ma–
nifiestas al Todopoderoso, tú inclinas al Hijo de la Vírgen ,
LLt
abres los
cielo~
y
ahuyentas los demonios. A esta tristeza, dolor
y
lágrimas nos exhorta sar,) uau Crisós tomo , di ciendo: «Entristez–
cámonos con tristeza que sea madre de gozo,
y
no tomemos go:LQ
que pare en tristeá'; ' derramemos lágrimas que causen alegria,
y
no riamos con ri sa que viene á parar en lla11to y crugir de dientes;
tornemos dolor que cause descanso
y
110
del eites que causen tor–
mento.» Si una muger fea pudi ese alcanzar hermosura solo con pe–
sarla muy de veras de su feal1lad, ¿qüé
<le
contritas hubiera? ¿Qué
de apesaradas ? Insensible seria la que no tuviera pesar y J olor.
Dnélete de haber afeado tu alma cou pecados y pide de
ell os per–
don:, y pCl'll on Grn1 emente 1le enmemlarte y qu edará
lu
alma mas
hermosa que el sol. Si solo el pesa r Je verse uuo en fe rmo pu<liera
Jarlc la salu<l, ¿qué enfern1 0
11 0
la
tentlria? Teoga, pues
el
peca–
dor pesa r de las culpas co1nctidas, tri steza de ver su alma enferma
y
lla gada, .'1.lnl or J e 11 abcr perdido
la gracia
y
amis t;id de Dios ,
y
cohrar:í la saluJ espiritual. l.Uas este 1]olor
110
ha de ser porque
perdió
el
ciclo y otros innumerabl es bienes , ni porque mereció el
infierno
y
otros infinitos mal es (s i hi en es te dolor solJre1wtural, cou
propósito de la enllli euda, qu e 11.amamos atri cion
ó
contriciou im–
perfecta) es don de Di os , y junto cou el Sacrarnw to de la Peui–
tencia
(:2)
hace al pecador de atrito contrito,
y
lo pouc en gra cia,
sino por haber ofomlitlo
ü
Dios (como he di cho) , por se r él qui en
es , por su infinita lwndad
y
porque merece se r ;.1111atl o sobre todas
las cosas ,
y
coH
propósito firme de coafesarse
y
de uunca mas pe-
(1)
krcrn. c.
f3 :
H .
c.
5.-(~)
Trio.
ses .
H. c. 4.