Dli Ll
LIMOS~A.
~77
que sel'á contingencia , 11i le envies
á
llamar, l{Ue puede ser desco r–
tesía, ni le escribas papel, que hay peligro de perderse:· ve
tú
á
su
casa, como el mé1lico
á
la del enfermo, búscale, que Dios buscó
:í
los pecaJores,
é
hizo de ellos lo que q11i so . Con este medio se
<lrjarretau las fuerzas
á
la pasion, se impide el Jclito, se cm:a el co–
razon, se sana el alma, y se le abre
á
Dios ca111ino para que se en·
trc en ella
y
la 'santifique.
·
CAPITULO
VI.
DE LOS QUE
TIE~EN OBL!'~AC!ON
.\ HACER
ESTA LLIIOSN' .\ f<:SP!lllTUAL.
Este precepto oliliga
á
todas las personas capaces de rnon,
qnc
tienen autoridad y buena opinion con el que ha de ser corregido.
Pero mas en partiwlar
á
los s11periores, que por razon <le su oücio
y
dignidad tienen mas precisa obligacion que los Jemas ,
dt~
hacer
esta limosna
:l
m::iyor gloria <le Dios, hien comu11,
y
provecho
de
sus súbditos.
Y
debajo de este nombre, superiores, se entiende11 los
prelados y jueces, y cuantos tienen otros
ü
su cargo, así en lo es–
piritual, como en lo temporal; y si no los corrige11, pecan grave–
mente~
y
á
veces mas que los súlidilos, porque estos pecan coutra
la templanza,
ó
castidad (co1 110 cstú di cho) y ellos contra
la
caridad,
contra la jt1slicia, y co11tra la üddida1l de s11s oficil)s.
Y
auw¡11~
los
particulares
(á
quien ensciia san Agustin, <¡ue no L11squen eu sus
prójimos vicios
que
rep rrn1l er, sino que vean cu si falta s ,
y
Jefoe–
tos que c11mentlar
y
co rregir) no tienen obligaciou, ni deben inqui–
rir falla s agL'tias , ni hacerse pesq uisa tlores,
ó
fi;;cales de delitos pa–
ra corregirlos) porc¡11 c es injusticia,
y
agravio gra11de. qu ¡; se ha ce
é1l
prójimo,
y
uo se debe
h;:iecr
111af, para s:1e:1L' Je
él
alg1111 hi cn; los
superiores sí, q11e so 11 con10 atalayas, ceuli11elas, pastores y padres
de sus puclilos , Je sus repúbli cas , de s11s rcha110.; ,
y
l'a111ilias,
á
q11ieu Dios ha de ¡H'dir cst re chJ cue11ta de los que
por
su Jescuido
ú
11cglige11cia se perdieren. Por eso vela cada dia 11110 so
l.nela
grey que
cst~i
:.í
su cargo. Cua11do saa Pet.lro se d11rn1ió e11
el
Huerto con sus
<:0111paiiero ·, le rqirendió Cristo nues tro
S 1~ilor,
y
<Í
los ti ernas uo,
porijll C lo:i
~ 1·t11il i los
110 ill'heu
vebr, 11i dL•:;vela r
·e, para
saber las