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Oll LA LDIOSNA..

273

De donde se sig1rn, qne pecados cnmen<lados,

secretos, no se

d ~hen

1lcnunciar, porque si se ordenó esta limosna de la correcciou

¡1ara bi en del prójimo, cuando es para su dafio no obliga. Pero

dirá alguno, parece que la cosf.umbre está en contrario de esta doc–

trina, pnes los prelados mandan en sus panliuas, excomuniones

y

e1lictos, se les revelen cualesquier delitos, denunciando

ó

acusando

al deliricucnte, sin csceptuar ningun linaje de culpas. A eso res–

pondo, que se han de entender, cuando ha habido infamia pública,

ó

suficiente rnmor, y en delitos que hahia obligacion antes

á

de–

nunciarl es,

y

de que se puede justamente hacer averiguacion, y si

);ª

no esta11 enrneudados; que estos no babi an los edictos, como ni

de los oc11llos, que no se puerlan averiguar, porque eslos no se han

de declarar , sin guardar primero la ley evangélica ;

y

hacer lo con–

trario seria error intolerable,

y

porc¡ne supont'n eslo los superiores,

no lo ponen en sus edictos, pero esceplúase la heregía, la cual, aun–

que sea oculta, se ha de denunciar, sin esperar la corrcccion fra–

terna , por la r::izon que <l espnes diremos.

La segnuda circunstancia , es que se tenga probable esperanza

de la enmienda; y si era falta, no te obliga Dios , ni su ley santa,

á

que hagas actos ociosos :

110

esL<i el médico obliga<lo

á

curar al en–

fermo, de quien

110

espera sa lud: y mucho 111e11os si

tem~

mayores

males, los medios se han de regular con

el

fi11, y

remedios de quien

tú lo esperas malo no te puedes obligar. Debes empero advertir, que

para q11e1lar desobligado

dl~

este precepto, has <l e tener suficientes

conjeturas, que l.u correccio11 no ha de aprovechar; porque si no

la tienes, 11i te fundas mas que en tu i111a gi11acion, por parecerte que

raras veces ::iprovec ba, no ba sta eso; antes si no ti enes certidumbre

moral que le ha tle dañar, debes imitar al buen médi co , c¡uc si esta

seguro del dafio, aun1p1e du<l e del provecho, apli ca la medi ci na al

enfermo, hasta ver si por ventura le 3T1roveclia. Dios l.e manda

que le corrijas , él te dará su favor y

110

te obliga c¡u e le ganes, sino

que le procmes ganar,

y

te premiará como si lo ganases; si no se

corrigiere, no per<lerás tu premio, c¡11 e para con . Dios le te11d r:b

tan grande, como si consiguieras el fin de tu deseo . El demoni o da

uno

y

11111 chos

ti (~ntos

al 111a yor

s:rnlu

p:11;1

pcri11•rl o,

d:í se fos tú at

;~

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