Oll LA LDIOSNA..
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De donde se sig1rn, qne pecados cnmen<lados,
.ó
secretos, no se
d ~hen
1lcnunciar, porque si se ordenó esta limosna de la correcciou
¡1ara bi en del prójimo, cuando es para su dafio no obliga. Pero
dirá alguno, parece que la cosf.umbre está en contrario de esta doc–
trina, pnes los prelados mandan en sus panliuas, excomuniones
y
e1lictos, se les revelen cualesquier delitos, denunciando
ó
acusando
al deliricucnte, sin csceptuar ningun linaje de culpas. A eso res–
pondo, que se han de entender, cuando ha habido infamia pública,
ó
suficiente rnmor, y en delitos que hahia obligacion antes
á
de–
nunciarl es,
y
de que se puede justamente hacer averiguacion, y si
);ª
no esta11 enrneudados; que estos no babi an los edictos, como ni
de los oc11llos, que no se puerlan averiguar, porque eslos no se han
de declarar , sin guardar primero la ley evangélica ;
y
hacer lo con–
trario seria error intolerable,
y
porc¡ne supont'n eslo los superiores,
no lo ponen en sus edictos, pero esceplúase la heregía, la cual, aun–
que sea oculta, se ha de denunciar, sin esperar la corrcccion fra–
terna , por la r::izon que <l espnes diremos.
La segnuda circunstancia , es que se tenga probable esperanza
de la enmienda; y si era falta, no te obliga Dios , ni su ley santa,
á
que hagas actos ociosos :
110
esL<i el médico obliga<lo
á
curar al en–
fermo, de quien
110
espera sa lud: y mucho 111e11os si
tem~
mayores
males, los medios se han de regular con
el
fi11, y
remedios de quien
tú lo esperas malo no te puedes obligar. Debes empero advertir, que
para q11e1lar desobligado
dl~
este precepto, has <l e tener suficientes
conjeturas, que l.u correccio11 no ha de aprovechar; porque si no
la tienes, 11i te fundas mas que en tu i111a gi11acion, por parecerte que
raras veces ::iprovec ba, no ba sta eso; antes si no ti enes certidumbre
moral que le ha tle dañar, debes imitar al buen médi co , c¡uc si esta
seguro del dafio, aun1p1e du<l e del provecho, apli ca la medi ci na al
enfermo, hasta ver si por ventura le 3T1roveclia. Dios l.e manda
que le corrijas , él te dará su favor y
110
te obliga c¡u e le ganes, sino
que le procmes ganar,
y
te premiará como si lo ganases; si no se
corrigiere, no per<lerás tu premio, c¡11 e para con . Dios le te11d r:b
tan grande, como si consiguieras el fin de tu deseo . El demoni o da
uno
y
11111 chos
ti (~ntos
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