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sus distintos oficios se arruinabnn. Esta separa–
cion continua dió lugar
á
un encarnizado odio
contra los crislianos. Los paganos Jos culparon
entónces de las pestes, terremotos, derrotas
y
dc–
mas plagas que aflijieron al Imperio,
y
que con–
sideraron como castigos de los dioses irritados
por la decadencia
y
abandono en que estaban
sus templos. Esparciere>n las mas groseras ca–
lumnias : unos decian que los Cl'istianos adora–
ban al Sol, una cruz
y
un cordero; olros asegu–
raban que en sus reuniones secretas cometían
los mas vergonzosos desórdenes ;
y
totlos com–
batian
á
esos hombres silenciosos, mústios, de
cost umbres severas, que despreciaban
á
los
dioses, no adoraban
á
los emperadores, huían
de las reuniones populares
y
no se tomaban in–
teres por la prosperidad del Imperio. Así, es- _
talló contra los fieles una violenta persecucion
:
el pueblo los denunciaba
á
los magistrados, di–
solvin sus reunion es , destruía sus casas
y
luga–
res en que se congregaban, se ·estasiaba de pla–
cer
á
la vista Je los suplicios
á
que eran conde–
nados,
y
en sus diversiones exclamaba :
«
¡
Al
circo,
á
las fieras los cristianos
! ))
y
cometía
con ellos las mayores crueldades.
Pen"§ecucion de los filósofos -
Los
filósofos paganos, cuyas falsas doctrinas eran
rechazadas por la ciencia cristiana, se declara–
ron tambien enemigos de la nueva religion
y
la
combatieron atacando la persona de su funda–
dor, las costumbres de los fieles
y
los principios
del cristianismo. Los que mas se distinguieron
en sus escritos contra la Iglesia fueron Celso
y