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hombre llamado Jesus, hijo de Annno, que re–
corria la ciudad exclamando :
«
¡
Ay de Jerusa–
lem
!
>1
En vano Jos Sacerdoles Je amenazaron é
hicieron azotar; Jesus ni aun se quejaba ; y en
medio de sus dolores gritaba :
<<
¡
Ay de Jeru–
salern
!
l>
Considerado por Joco fué puesto en
libertad y continuó repitiendo por las calles su
grito fun1::sto. Cuando la ciudad estuvo sitiada.,
Jesus recorria las murallas exclamando :
«
¡
Ay
de Jerusalem
! ¡
Ay del templo
!
¡
Ay del pue–
blo!> finalmente añadió :
<e
¡
Ay de mí! »-y en
e] momento una piedra lanzada por una máq ui–
na le mató.
~uble,racion.
de losju4:lios -
Oprimi–
dos los judios por los gobernadores romanos y
creyendo llegado el tiempo de su ' 'enganza se
sublevaron en Jerusalem ; y despues de haber
degollado
á
la guarnicion romana de la ciuda–
dela cometieron en las provin cias los mayores
crímenes. Algunas ventajas obtenidas sobre los
romanos los enorgullecieron, hasta que el em–
perador Ncron mandó contra ellos un poderoso
ejército
á
las órdenes de Vespaciano, que des–
pues de apoderarse de la Galilea, en donde pa–
só
á
cuchillo
á
cuarenta mil judios, pu so sitio
á
Jerusalem; pero proclamado emperador por sus
soldados marchó
á
H.oma, dejando el ejército
á
]as órdenes de su hijo 'fito que continuó el si–
tio. Al saber l<\S cristianos la aproximacion de
Jos romanos,
y
reco.rdando las palabras de Je–
sucristo, huyeron de la ciudad y se refugiaron
en Pela. Mientras tanto Jerusalcm era ,-ictima de
las facciones que se disputaban
el
poder; y cer-