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ras
y
S.
Clemente Alejendrino. :
y
en el siglo
tercero, Minucio Félix, Tertuliano, Orígenes,
Arnobio
y
Lactancio. La apología mas antigua .
que se ha conservado es debida á
S.
Juslino,
filósofo pagano, que lleno de admiracion
y
en–
tusiasmo por el heroísmo de los mártires,
y
con–
vencido de la falsedad del paganismo, abrazó la
religion cristiana, y despues de haberla defendi–
do en la gran apología que dirijió á Antonino el
Piadoso
y
en la pequeña presentada á Marco
Aurelio, selló con su S<rngre su fé en Jesucristo.
Taciano, su discípulo, defendi óla antigüedad
y
ex–
celencia dela religion cristiana,
y
puso de manifies–
to los vici'Js del paganismo. Atenágoras, fil óso fo
ateniense, escribió una appolgía á Marco Aurelió
rechazando las calumnias de los paganos,
y
de–
mostrando el dogma de la resurreccion ;
y
S.
Clemente Alejandrino, dotado de una ciencia pro–
funda
y
de grandes virtudes, escribió obras muy
notables para convencer, instrair
y
atraer á los
paganos al seno del Cristianismo. Minucia Fé–
lix, natural de Africa
y
abogado romano, escri–
bió en tiempo de Marco Aurelio, el
Octavio,
li–
bro en el que, en forma de di á logo, presenta to–
das las objeciones que se hacían al Cristianismo
y
las refuta victoriosamente. Mas hábil
y
elo–
cuente que todos sus antecesores es el gran Ter–
tuliano que, en sus dos libros titulados á las
Naciones
y
sobre todo en su célebre
Apologé–
tico,
el mas bello monumento de la primitiva
elocuencia cristiana, destruyó las calumnias
y
objeciones de los paganos
y
demostró la subli–
midad de la religion
y
la inocencia de los cristia-
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