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monio
y
negaban la penitencia á los pecadores.»
El célebre Tertuliano, una de las columnas de la
Jglesia, tuvo la debilidad de dejarse seducir
y
cayó en el error de Jos montanistas,
cuy.ascos–
tumbres estaban muy distantes de l
as máximas
y
moral severa que predicaban.
Sabelianos -
Sabelio, fundador de esta
secta, «negaba el misterio de la Trinidad: decia
que el Padre, el Hijo
y
el Espíritu Santo, no era
mas que una sola persona con tres nombres,
cnda uno de los cuales denotaba un atributo de
Dios.»
Paulinistas -
El autor de esta secta fué
Pablo de Samosata obispo de Antioquía, que
«
negó la divinad de Jesucristo
y
sostuvo que
<le Maria habia recibido Jesus el principio de su
ser,
y
que de hombre habia llegado á ser Dios.
»
A pcsm· de haber sido condenado en tres Con–
cilios celebrados en Antioquía, Pablo de Samo–
sata protegido por Zenobia, reina de Palmira,
se mantuvo en su obispado; pero vencida Zeno–
bia por el emperador Aureliano, Pablo de Samo–
sata tuvo que ceder
y
fué depuesto. Sus sectarios
suhsiatieron por algun tiempo.
rtlaniqueos -
Manes, esclavo persa fué el
funcla<lor de esta secta que trataba de conciliar
el dualismo persa con la doctrina de Jesucristo.
«Los maniqueos admiten dos principios ó dioses:
uno bueno que preside
á
la luz
y
otro mulo, au–
tor de las tinieblas. El alma del hombre ha sido
creada por el buen principio,
y
el cuerpo por
el malo; por lo que existe una perpetua contra–
diccion entre la carne
y
el espíritu. Las almas