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mente á exitar la devocion á la vez que vivifica–

ba el culto interior. El sacrificio de la misa, la

lectura de los libros sagrados, la oracion, el can–

to

y

la recitacion de los Salmos se alternaban en

las reuniones de los primeros cristianos, termi–

nando las ceremonins con los

agapes,

convites

de amor, en que tomaban parte todos los fieles.

Los primeros sitios en que se reunieron á orar

fueron las casas particul ares; durante las perse–

cuciones buscaron un asilo en los bosques

y

en

los lugares mas retirados: tambien se congrega–

ban en las cárceles, cerca de los sepulcros de

los mártires

y

en 13s catacumbas que por esto se

hicieron célebres. En los intérvnlos de paz que

mediaban entre las persecuciones, se edificaron

los primeros templos: tambien desde un prin–

cipio se construyeron altares en los sepulcros de

los apóstoles

y

de los mártires ó en otros luga–

res dignos de veneracion; se erigieron cruces

y

se expusieron las imágenes de Jesucristo, de Ma–

ria, de S. Pedro, S. Pablo

y

otros Santos.

Santidad-Los primeros cristianos se dis–

tinguían por su piedud, moralidad

y

demas vir–

tudes. Desde que, por medio del bautismo, in–

gresaban en el seno de la Iglesia, se transforma–

ban en hombres enteramente distintos: la licencia

y

la corrupcion de costumbres fueron reempla–

zad::.is por la austeridad

y

pureza de una vida

angrlical; el orgullo pngano, por la humildad

evangélica ; el desprecio

y

odio

á

los extra11os,

que la antigua religion toleraba, por la caridad

y

amor fraternal para con todos los hombres

fuesen pobres, esclavos

y

aun enemigos. La Igle-