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V ID A

tia

y

del pudor que debian ser comunes

á

todas lás mu–

geres; y esta correa, segun el reparo del erudito Pedro

.de san Romualdo , se enterraba con él1as. Habiéndose en–

contrado esta sagrada reliquia en el sepulcro de la ·saatí–

sitna

Virgen por Juvenal, patriarca de Jerusalen, hácia

el año

450,

la devota emperatriz Pulqueria la hizo lle–

var

á

Constantinopla, donde fue colocada en la magní–

fica iglesia de nuestra Señora, llamada de las. Blaquernas;

y

esto es lo que .dió ocasion á la Iglesia griega para esta–

blecer una fiesta particular, llamada de la Correa de la

santísima Vírgen, en el dia

'2

dejulio,que fue el dia de •esta

célebre translacion; y otra segunda fiesta en el

3

r

de agos–

to, que se cree haber sido el dia en que empezando

á .

conocerse el milagroso preñ:;ido de

la santísi

ma Vírgen,

fue esta Señora á ofrecer

á

Dios

su

correa.de

_doncell.a en

el templo.

. -

.

~

San German, patnarca de Constantrnopla.,

y

el céle–

bre Autimio compusiéron muchos sermones. á honra de

esta sagrada Correa, y refieren los milagros que se obra–

ban C<?n solo tocarla.

No es posible ver vrJestra venera–

hle correa, santísima Vírgen,

dice el mismo san· Ger–

man,

sin quedar llenos de gozo

y

penetrados de devocion.

Eutimio todavía se extiende mas sobré el respéto y de–

vocion que se debe tener

á

esta santa reliquia:

Honramos

.:y

·veneramos,

dice,

la respetable correa que vemos conser–

varse entera despues de novecientos .años: , pree_mos que la

Reyna del cielo se ciño con élla.

A

vista de ·esta

santa

re–

liquia se han fz.eého pedazos los

altq:re~·

de los falsos dioses:

i

cuántos templos de ídolos

no

ha. arruinado,

JI

qué de

mi–

lagros

no

obra

á

·vista de

todo

el

mutJllo

~

Habiendo los príncipes cristianos sacado la Tierra san–

ta

del poder de los infieles ,

y

hechos dueños de Constan–

tinopla los franceses,

á

principio del siglo XIII. traxéron

á

Francia gran número de santas reliquias con que la ma–

yor

parte de sus iglesias está,n en'riquecidas el dia de hoy.

No fuéron las menos preciosas las dos correas de la san–

tísima Vírgen. La únase conserva en la iglesia de Bru–

xas, en Flándes ; la ótra se ve en la célebre iglesia de

nuestra señora del Pui, .en Velay. La mayor parte de las

iglesias de España hacen una fiestá particular de la ofren–

da que hizo la santísima Vírgen

de

su correa en el

tem-