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DE LA SANTÍSIMA VÍRGEN.

333

.

,

'

-

§•..

XXXIV.

Zelo ardiente ... :que en t@do tiempo

ha

mostrado

_ ..

·.Ja Iglesia

·

pot•. la gloria

y

culto

,

· · - ·

de la

san,tisi1na

Vírgen.

_

A

l~

verdad no ha

y

cosa mas sólidamente

establecid~

.que la profunda veneracion, la tierna devocion,

y

la en–

tera confianza hácia la santísima Vírgen. Apele1nos al

testimonio auténtico de la Iglesia;

y

sobre los vestigios

.de la ma's· antigua tFadicion, subamos hasta los prime-

ros sigl0s·; recojamos todos los sufragios de los padres

griegos

y

latinos; consultemos las mas antiguas litur–

gias; sigamos las luces que nos subministra la historia:

¡qué prodigi_oso número no halla?émos de templos

y

de

altares edificados .

ba.xo

su. advocacion

!

¡qué de imágenes

suyas pintadas

y

grabadas que hemos heredado de nues

4

tros antepasados! ··¡.qué ciudad, qué aldea donde no ha–

ya una imágen milagrosa ·· de la Madre de Dios, donde

no haya alguna iglesia, alguna capilla ó algun oratorio

cons.agrado singularmente á :honra suya,

y

adonde no

acuda un concurso extraordinario de verdaderos fieles!

i

Quién puede ignorar el zelo ardiente y

univers.al

que ca–

da siglo, en que María ha ·sido atacada, ha manifestado

por la defensa de sus

intereses~

Traigamos solamente á

la memoria el glorioso triunfo que consiguió la Madre de

.- Dios en

UI)O

de los numerosos

y

mas santós concilios, cual

es el dé Efesó. El hecho

es

demasiado glorioso

á

la san–

tísima Vírgen,

y

demasiado notable para que le omitamos

en esta historia.

)

.

Nestorio, patriarca de Constantinopla, aqúel hombre

vano, que con -capa de modestia

y

de piedad ocultaba el

-alma mas maligna

y

mas negra, dexándose arrebatar del

·espíritu de soberbia .,

y

abu.sando del poder

que

le daba

su

carácter

y

su dignidad, tuvo la osadía

d~

disputarla

á

Ma–

·ría la augusta cualidad ·de madre de Dios;

y

en conse–

cuencia de esto, no hubo artificio que no emplease, ni

~s­

tratagema de que no usase para encubrir su er.ror, ó

para

suavizar

y

modificar la malignidad de su heregía; pues,

-segun la.relacion de los padres, concedia á María cuantos