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DE LA SANlfISIMA VIRGEN.

337

t.~mpo 'ránéo

,:

iló;

se explica menos claramente sobre este

a~unto,

cuando llama

á

la santísima Vírgen inmaculada

y

la ,única entre las puras criaturas que esté exenta de

to~

do pecacilo:

Virgo Maria, digna digni, immaculata i mma–

culati

,~una

unius, unica unici.

-

En el ·quinto siglo tenemos

á

san Agustili y

á

san Gerónif!lO,

do~

que ya hemos cita–

do

en otra parte, los cuales no pue.den su fr ir que nadie

se atreva ni aun

á

dudar si la santísima Vírgen fue exen–

t~

d_el pecado

~rigina~.

Sofronio, patriarca de J erusalen, que

v1via en el .mismo siglo, hab1ando

de

la Madre de D ios

en su epístola sinódica, djce

qu~

fue inmaculada

y

exénta

de todo contagio de pecado e.l\ el cµerpo

y

en el alma:

/Wariam f'u'isse

libet~am

ab omni contagione peccati.

E sta

epístola fue recibida con aplauso en el sexto concilio ge–

neral, que es el tercero de Constantinopla. San Máximo,

arzobispo de Turin, en una homiJía' de la N atividad , pu–

blicada por el padre Mabillon, dice que la santísima Vír–

gen fue t¡na morada digna del Verbo encarnado, siendo

toda pura por la gracia original.

En el sexto siglo se ve que san Fulgencio, llamado el

Agustino de su siglo, jamás habla de la sant ísima Vírgen,

~ino

como exenta por una gracia especial del pecado ori–

ginal;

y

se cree que san Sabas fue autor de

un

oficio

á

hon a de la inmacu.lada concepcion de la Madre de Dios,

al_cual san ·Gei:,man, patriarca de Constantinopla, añadió

una antífona. San Andres Cretense,

ú

de Creta, que

flo–

recía en el mismo siglo , hace mencion de

la

fiesta de

la

jnmaculada Coocepcion de

la

santísima Vírgen, lo que au–

toriza la opinion de los que creen que esta fiesta

ha

mucho

tiempo que se celebra entre los griegos.

San Ildefonso, arzobispo de Toledo, que vivia en el si–

glo séptimo, dice que la -santísima Vírgen en su concep–

cion fue exenta, por una pura gracia del Señor, de toda

maldicion:

Ab omni prtessura maledictionis, non ex se, sed

ex virtute Altissimi imrnunis et aliena f'uit.

En el siglo

octavo se ve

á

Radberto, abad de Corbia, que propone

como un sentir comunmente recibido en la Iglesia, la opi–

nion que afirma que la santísima Vírgen no contraxo nin–

guna mancha en su concepcion; siendo muy justo, d ice,

que fuese exenta de todo pecado original aquella por

la

cual no solo se desterró la maldicion de nuestra

prime-

Tom. VI.

Y