DE LA SANTÍSIMA VÍRGEN.
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concepcion de la Madre de Dios;
y
puede decirse, que
despues de las verdades de fe, no hay en el cristianismo
,otra mas cierta
y
mas sólidamente establecida, que
la
de
la
inmaculada concepcion de la santísima Vírgen. Las his–
torias nos refieren muchos prodigios hechos por
Dios
en
prueba de esta verdad. El célebre continuador de los Ana–
les de Baronio Mr. Espondano, obispo de Pamiers, cuen·
ta un hecho pasmoso referido por Henrico de Hasia, car–
tuxo, por Longio y por Moyer, el cual se halla tambien
en la ·gran Crónica de Flándes, de un cierto monge lla–
mado Pablo, el cual, habiendo tenido la temeridad de de·
cir predicando en la ciudad de Cracóvia , que la Madre
.de Dios babia sido concebida en pecado, fue castigado
rigurosamente allí mismo habiendo caido muerto en el
púlpito al acabar de pronunciar una proposicion , de que
todo el auditorio se babia escandaJlizado. Por lo que
á
mí
toca, añade este sábio Prelado , estoy pronto
á
morir mil
veces, si pudiera ser, antes que poner en duda el que la
santísima Vírgen fue concebida en gracia'original ; y esto
lo escribo y protexto de todo corazon el mismo dia de su
:fiesta, año de nuestra redencion
1632.
Esto mismo escribo
yo,
dice el autor, el dia de la misma fiesta, el año
1722.
Y el traductor, siguiendo el exemplo de entrámbos , pro–
texta estar animado de los mismos sentimientos el dia 6
de febrero del año
1772.
Los sumos pontífices no hablan otro lenguage que eI –
de los padres. Todos cuantos han gobernado la Jglesia
despues de Sixto IV. excepto tres, que no habiendo vi–
vido sino un mesó cinco semanas en el pontificado, no
han tenido lugar de manifestar su devocion
á
la inma–
culada concepcion de la santísima ·Vírgen, todos los de·
mas nada han omitido para excitar el fervor de los fie–
les; han abierto, á imitacion de sus predecesores, los teso–
ros de la Iglesia en favor de todos los que honran con
un culto. religioso
á
la vírgen María en su inmaculada
concepc10n.
El papa Sixto IV. en dos bulas dirigidas á este fin ,
publíca un oficio compuesto por un religioso de Verona
para la fiesta de la inmaculada Concepcion de la sant ísi–
ma Vírgen, cuyo principal fin es declarar que fue ente–
ramente preservada del pecado origioal; como se ve en
Tom. VI.
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