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DE LA SANTfSIMA VÍRGEN.

347

.temeridad

y

la loca obstinacion de ciertos particulares

que declarando una · guerra implacable é

impía á

la

eminente cualidad de la Madre tie Dios, todavía se atre-

ven

á

atacar y poner en duda una doct r ina tan piado–

sa, apoyada con la autoridad de un concilio universal,

que, segun las promesas de Jesucristo, no puede

errar:

que

á

fin

de

oponerse con mas fortaleza

á

este furor , habién–

dose juntado todos los doctores por tres veces, resolvié–

ron, despues de una madura deliberacion , obligarse con

particular juramento á defender

la

doctrina de la inma–

culada concepcion, la que miran ha mucho tiempo como

la sola que se puede defender con verdad;

y

mandan que

nadie sea en adelante admitido á recibir ningun grado en

la facultad, si pricneró no h'ace juramento de defender

constantemente 1a mi$ma doctrina; y que si por desgra–

cia llegase alguno

á

olvida r el gu)lrdar dicho juramento,

y sostuviese y defendiese la opinion que la facultad (ha–

bla siempre de la teología) juzga falsa

y

errónea , sea cor–

tado del cwerpo como un miernbro podrido. Ya se .ha di–

cho que no tenemos por ecuménico al concilio de Basiléa;

pero sin embargo, el consentimiento de los padres que asis–

tiér:on á él no puede dexar de ser de un gran peso en estil

materia .

§.

XXXVIII.

Devocion de la iglesia de Leon de Francia

á

la

inmaculada concepcion

de

la santísima

Virgen•

.Se

sabe que la iglesia de Lean, tan célebre por su anti–

güedad, por el número de sus mártires, por la pureza de

su .

fe~

singularmente por su tierna

y

tan conocida devo–

cion

á

la santísima Vírgen, fue una de las primeras de

Francia en celebrar públicamente la fiesta de la inmacu:–

.lada Concepcion. San Bernardo, aunque era uno de los

-1iuas

ilu s t~~s

devotos de la santísima Vírgen, y quizá el

mas zeloso de la gloria de la Madre -de Dios, creyó no obs·

tan te, que se habian precipitado un poco mas de lo regu–

lar, porque no c reía que una iglesia particular pudiese es-

~ tablecer

una fiesta nueva sin la autoridad de la santa Sede;