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DE LA SANTISIMA VÍRGEN.
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honrar
i
la inmaculuda Concepcion de la Madre de
Dios, dice en el capítulo segundo, que entrar en esta1
. órden, es hacer un servicio singular
á
esta augusta Rey-·
na. Mas adelante ordena que las religiosas vistan un há-.
bito
y
escapulario blanco,
y
un manto de color azul ce–
leste; y la razon que da para esta ordenanza , es que con
este vestido dan
á
conocer, que el alma de la santísima
Vírgen desde el primer instante de su creacion fue he–
cha templo del Hijo de Dios de un modo par tjcular. E l
papa Paulo V. prC?hibe baxo graves penas predicar, en ·
señar ó escribir que la
~antísima
Vírgen haya pecado en
A<lan. Gregario XV. extiende esta proh ibicion hasta en
los discursos particulares
y
conversaciones familiares. Ale–
xandro VII. expidió un nuevo decreto en favor de la in-
1naculada Concepcion el 8 de diciembre de
1661,
y
en él
dice que es antigua piedad de los fieles el creer que la
Madre de Dios fue preservada de la mancha del pecado
original;
y
ademas de esto solemnizó su fiesta en Roma
con mucha magnificencia. No hay)glesia particular que
no tenga muy en el corazon el mismo culto y la misma
devocion,
y
que no dé pruebas visibles de éJlo, celebrari–
do con solemnidád la fiesta
y
la octava de la inmacula–
da Concepcion de la Madre de Dios.
Se puede decir que se ve el mismo zelo por lo que
mira
á
la inmaculada concepcion de la Madre de I)ios·
en los mas antiguos concilios. El concilio general de Efe–
so, -celebrado, como hemos dicho, el año
431,
llama
á
la santísima Vírgen inmaculada, es decir, sin ninguna
mancha, como interpretó Sofronio, citado por san Ge–
rónimo:
Ideo immaculata,
quia
in nullo corrupta.
El con–
cilio cuarto de Toledo, tenido el año 634, aprueba con
elogio el Breviario reformado por san Isidoro, arzobispo
de Sevilla , en el cual ha
y
oficio de la inmaculada Con–
cepcion para toda la octava,
y
en todo él se dice preser–
vada del pecado original por un privilegio singular. El
concilio undécimo del año 675, haciendo el elogio de
la doctrina de san Ildefonso, da bastante á entender que
la Madre de Dios jamás fue tiznada con el pecado ori- ·
ginal; pues esto se infiere de las alabanzas que tributa
á
lVIaría este
su
ilustre devoto. El concilio de Aviñon, ce–
lebrado en
i457,
en que se halláron dos cardenales, un
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