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ID A ·.·.
manifiestan bastante la utilidad de estas devotas juntas
y
hermandades.
·
Noticioso,, dice el papa Gregorio XIII. de los grarodes
bienes que resultan de este géneiro de congregaciones esta."·
blecidas ya en las principales ciudades de Eure:>pa,
y ·sa–
biendo lo mucho que contribuyen á reformar las costum–
bres,
á
aumentar )a piedad,
y
á
inspirar . una devocion
tierna y sólida á la santísima Vírgen, deseando de todo co–
razon que todos los fieles se aprovechen de unos tan santos
estaulecimientos, ademas de la indulgencia plenaria que
les
concedemos para el día de su admision, como tambien
para la hora de su muerte,
y
para las principales fiestas
del año, queremos que todos los que fueren admitidos en
éllas en cualquiera parte del mundo, solo con visitar una
de las iglesias del lugar donde se hallaren,
y .rez~ndo
siete
veces el
Padre nuestro
y el
Ave Maria,
ganen la m.ismas
indulgencias que ganarian, si es.tanda en
R~ma .,
visitasen
las estaciones,
é
hiciesen las demas obras
de
devocion que
se deben hacer para ganarlas.
Así derrama este gran Papa con una liberalidad extraor–
dinaria el tesoro de las indulgencias en favor de estas asam–
bleas de devocion, de estas hermandades
y
compañías cris–
tianas, que llama escuelasde la salvacion• .
Viendo, dice Sixto V., los grandes bienes que producen
en la viña del Señor las edifieativas congregaciones consa–
gradas
á
la santísima V
fa
gen, no podemos menos de ala–
barlas
y
honrarlas con los títulos que las son debidos.
A
:fin, pues, que los fieles se animen
á
hacerse admitir e.n
éllas,
y
se exerciten en las buenas obras q,ue en éllas se
practíca, confirmamos todas las gracias
y
pdvilegios que
nuestro predecesor Gregario XIII. de feliz memoria., les
concedió , concediéndoles nosotros otros nuevos , sabien–
do cuán útiles y ventajosos són al público estos estableci–
mientos:
Ipsas congregationes se.u sodalitate.r condignis
ti–
tulis extollirnus, &e.
Clernente VIII. no hace de éllas menor elogio. Todos es–
tos grandes Papas,
y
muchos de sus sucesares., que antes
de ser elevados á la santa Sede eran de estas devotas con–
gregaciones, informados perfectamente de los grandes
Die–
nes que de éllas resultaban
á
toda la Iglesia, no han dexado
pasar ocasionen que no
hayan
exhonado á los
fieles
á
una