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DE LA SANTISIMA VIRGEN.
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cuántas personas, p
or la virtud de este santo hábito, han
sido pres·ervaaas-c;le
ray.os
y
de centellas! No debe, pues
admirarnos el que tantos sumos potífices hayan no
sol~
aprobado
y
co9firmado esta santa devocion, sino que ha–
yan ·dis·ttribuido con' umá especie de profusion los tesoros
de la 1glesia
á
todos los cofrades del santo Escapulario.
La fiesta de nuestra señora de las Mercedes.
La
fi~~ta
de -la
santísi~a
Vírgen ., baxo el tí tulo de nues–
t!~a ~e~,ara
-de las
Merc~?es;
ha sido.
i~st i tu ida
en la Igle–
sia
~untversal
en memona
y
reconoc1m1ento de la miseri–
cordia especial de la santísima Vírgen en favor de los
cautivos cristianos ·. habiéndose dignado la misma Señora
inspirar el establecimiento de un o rden t eligioso., cuyos
individuos se dedicasen con particular cuidado
á
su res–
cate. Inspiróle este devoto designio
á
san Pedro Nolasco.,
apareciéndosele el año
1218,
á
tiempo que estando el San–
to en oracion, derramaba lágrimas de compasion, consi–
derando los muchos pobres cristianos que gemian baxo la
ti'11anía de·los iflfieles. 'Qíxole la santísima Vírgen que nada
podria hacer que .fuese mas agradable
á
su Hijo y
á
~lla,
misma que establecer una nueva congregacion, baxo
el titulo de nuestra señora de la Merced., cuyo fin fuese
trabajar en la redencion de los cristianos que estaban es–
clavos baxo el poder de los moros. El San.to sin delibe–
rar un momento, animado del zelo y consej0s·de san Ray–
mundo
d~
Peñafort., y de la--ayuda de don Jayme, rey
de Aragon, que habian tenido la misma revelacion, ins–
tituyó, con la aprobacion de la santa Sede, la famosa órde!l
de nuestra señora de las Mercedes; de la redencion de
los cautivos;
y
la Iglesia, siempre zelosa de la honra de
la Madre de Dios, deseando aumentar todos los dias el
culto
y
la devocion de los fieles
á
esta Madre de miseri–
cordia, instituyó una fiesta particular el
24
de septiembre,
para celebrar per petuamente la memoria de un tan insig–
ne beneficio, en accion de gracias por la ins ti tucion de un
órden religioso, que es un milagro permanente de la mas
heróica caridad cristiana.
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