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;

VIDA

mas raras gracias del cielo, de muahas visiones:de ]a san–

tísima Vírgen, á quien amaba con t€rnu(á.

P~r

Ó•rden de

la Señora entró en el órden del

Cárm~n,

en_. qü-ns:i;e

~.e

is~

tinguió bien pronto por su mérito

y

por su ·santidad,

y

fue elegido á poco tiempo general de toda la 6rd

en. La

historia dice que en una vision que tuvo le dió la

san.tí

sima Vírgen el escapulario., como una señal de s

u pro:

:

teccion especial en favor. de todos los ·que llevasen este

pequeño hábito,

y

tuviesen una vida pura

y

verdadera–

mente cristiana. Recibe, hijo, le dixo la Madre de mise–

ricordia, recibe este escapulario que te

doy

á ti

y

á

to–

da tu órden en señal de mi benevolencia

y

proteccion

particular,

y

como un priv.ilegio singular

y

privativo vues–

tro. Con esta librea se me darán á conocer mis hijos,

y

los que hicieren una profesion especial de estar en mi

servicio.

Ecce signum salutis,

añadió; mírale como una

señal de salud , como una prenda de paz

y .

de alianza.

Fcedus pacis, et pacti sempiterni.

Y con tal que la -ino–

cencia de la vida

y

de la devocion correspondan á la san–

tidad de este hábito, el que muriese con esta señal de mi

proteccion no padecerá los fuegos eternos , sino que por

la misericordia de mi divino Hijo gozará de la felici–

dad eterna:

In

quo

quis moriens, teternum non patietur in-

undfum.

·

Una revelacion de tanto consuelo

y

tan interesante,

hecha por otra parte

á

un hombre tan santo, no bien se

hizo pública, cuando los reyes

y

los pueblos corriéron

á

porfia á vestir este santo hábito, el que siempre ha sido

mirado como la librea de la santísima Vírgen. Los mila–

gros con que parece ha querido Dios autorizar la devo–

cion del Escapulario, no han contribuido poco al afecto

universal que los pueblos han mostrado en todos tiem–

pos

á

este santo hábito. ¿Cuántos furiosos incendios

s~

han

apagado luego que el •escapulario ha sido arrojado

á

las

llamas?

i

Cuántas veces envMeltas en llamas las personas

que le llevaban no han padecido la menor lesion., ni en

los vestidos, ni aun en los

cabello~

?

Se ha visto mante–

ner el escapulario sobre las aguas á los que estaban

á

pun-·

to de sumergirse: se ha. visto á mucbos · caer de espanto–

sos precipicios,

y

ser como suspendidos en el ayre por

el escapulario, que se h_a a.sido

á

la punta de una peña. ¡Y