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'VIDA
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do, al espíritu del mundo
y
á
las máximas del mundo.
El abad Rupetto, en el libro primero soore los Can–
~ares,
dice que -la santísima Vírgen se puede llamar ·la
fuente de los jardJnes
y
el pozo de aguas vivas:
Fons h'or–
torum
,
et put-eus aquarum viventium
;
y
añade, que con sus
lµces suplia lo :que el Espíritu santo, que se babia dado
con. medida
á
los discípulos, no babia querido
descubrir~
les;
y
los santos_padres convienen todos en que san Lúcas
aprendió de la santísima Vírgen aquella admirable des–
cri pcion de muchas Circunstancias particulares de la ni–
ñez de Jesucristo, que nos' refiere en · los primeros
ca~
pítulol? del e.vangelio que escribió. A la verdad,
i
quién
estaba mejor instruido que María de todo lo que mira
á
la vida de su querido Hijo
~
.
'.
§.
XXVII.
,
U/timos años de la vida mortal
de la santísima Vírgen.
Es
cierto que toda la vida de
la .
sañtísima
Vírgen fue.
una série continuada de maravillas,
y
que fue todopode–
rosa sobre la tierra, como lo es al presente en el cielo .por
el valimiento que logra con Dios. Toda su vida tuvo el
don de milagros en un grado mucho mas excelente que
le han tenido todos los santos. ¡Qué de curaciones mila–
grosas no obraria ! ¡Qué favor., qué efecto maravilloso re–
husó Dios j amás á sus solos deseos,
á
la menor insinuacion
de su voluntad
y
á
su palabra! Todo el infierno la mira–
ba con terror,
i
y
podia toda la naturaleza no obedecer
á
la Madre de
Dios~
i
Habia una: pura criatura tan santa
y
tan agradable
á
los ojos de Dios como
María~
i
hab ía
quién fuese tan poderosa para con
Dios~
Si no tenemos
una relacion pa-s mosa de sus milagros, ni una historia de
todos los prodigios que obró durante su vida, es porque
á
la
verdad su eminente santidad, su .augusta é incompa–
rable dignidad de Madre de Dios no tenian necesidad de
este realce, ni de estos heehos maravillosos para merecer
nuestra . veneracion
y
autorizar nuestro culto.
Lo$ milagros
son unas obras de la omnipotencia de