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VIDA
<
resucitádo
fué
á
su querida Madre antes de aparecerse
á
las otras mugeres
y
á
sus discípulos; pues no se puede
pensar en
su
calidad de madre, en la ternura con que ama–
ba á
su querido hijo,
en
lo mucho que habiá padecido en
su pasion ,
y
en la ternura que el Salvador la profesaba,
sin quedar convencidos
á
que Ma'ría vi6 la ·· primera
á
su
adorable Hijo resucitado, al modo que hubiera sido su–
pérfluo, añade el mismo
Pa~re,
decirse en el evangelio.,
qqe Jesucristo amaba tiernamente
á
su madre ;
y
así
el
evangelio nada 1iabla de este amor tierno, siendo así que
habla tantas veces de la predileccion de Jesus
á sanJuan.
Y
si este amado Discípulo dice que nuestro Señ.or se apa.:
reció primero
á
Magdalena , esto debe entenderse , dice
el aqad Ruperto, respect.o de los testigos que Dios babia
elegido para publicar por er mundo el gran misterio de
la
resurreccion , como se dice en las Acta
s cile·los ap6stci–
les:
Dedit eum manif'estum fieri' testibus pr.te(Jrdinatis
a
Deo.
Le resucitó Dios al tercero dia,
y
l
ehizo ver·
á
los
que estaban destinados por Dios para testificar
y
predicar
su resurreccion
á
toda la tierra.
.
Si no ha sido posible expresar cuál fu_é la afliccion
y
el dolor de la santísima Vírgen en la afrentosa muerte de
Jesucristo, su querido hijo., todavía lo es ménós el hacer
sentir cuál fue el gozo inefable de esta bienaventurada ma–
dre en la gloriosa resurreccion del Salvador del mundo. To–
do lo que
se.
puede decir,
y
lo que todo ·el mundo com–
prende bastantemente, es, que si el corazon de la
san~
tísima Vírgen estuvo sumergido en un mar de amargura
mientras duró la pasion de Jesucristo, su triunfante resu–
rreccion llenó su alma,
y
la inun'dó de una alegría
in–
comprensible. No se duda que gozó de
1~
presencia casi
contínua de este divino Salvador todos los cuarenta dias
que
precediéron á su ascension
g~oriosa
·á
los cielos. No
so~
lo tuvo el consuelo de verle tod·as la·s veces que
se
apa-:
reció
á
todos los discípulos juntos, sino que otras muchas
tuvo el gusto de hablar familiarmente con él en sus apa–
riciones particulares;
·_y
se·puede decir, que desde enton–
ces 'gozó de
aqqel • torren~e
de delicias
y
de gozos celes–
tiales en que los bienaventurados están como inundados en
el cielo;
y
aunque como moradora de la tierra estaba en
cierto modo
en·un
país extrangeto;·y. como
_en un
lugar de