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V:I DA'
pulo
á
quien amaba, dixo á .su ·madre:
Muger, a-hí tie·
nes
á
tu hijo
(hablaba de san
Juan~
Despues dixo al
discípulo:
Ahí
tienes
á
tu
madre
(habla~a
de la santísima
Vírgen);
y
desde antonces el amado Discípulo, por estas
palabras que eran como el testamento
y
ultima voluntad
de Jesus ·moribundo, hecho hijo adoptivo, digámoslo así,
de la santísima Vírgen, la miró siempre como
á
su que–
rida madre ' hizo con élla todos los oficios de hijo'
y
la
cuidó con el esmero que un hijo debe cuidar de una ma-
dre como
Mar.ía.
·
Los santos PP. descubriendo todo el misterio de estas
palabras ,de Jesucristo, dicen que estando para morir el
Salvador, declaró
á
la
santísima Vírgen por madre de to–
dos los fieles, los cuales desde entonces quedáron hechos
hijos· adoptivos de María en la persona de safi Juan;
y
por consiguiente, el Salvador en su testamento
y
por su
última voluntad dexó
á
Ja santísima Vírgen por abogada,
protectora
y
madre de toda la Iglesia. San Juan Crisósto–
rno dice que él Sal v.ador en esta ocasion no quiso _llamar
á
María con el tierno nombre de madre, por no avivar
mas su dolor, dióla solo el nombre de
mugf!r,
que es un
t érmino ma s genérico. Algunos santos
padres~añaden
que el
Hijo ·
de
Dios :no la llamó eiitonces con el nombre de rna–
d rct, por
1
qo 'irritar contra élla el furor. de los ·verdugos;
y
por que. este nombre atraxese
so~re ;~lla algu~os
malos
tratamientos c,le parte de aquellos 1mp10s. .
· ·
Muchos intérpretes son tambien de parecer que Jesus
llamó entonces
á
su madre con el nombre de muger,
mu•
lier,
.por respeto, como lo babia hecho en las bodas de
Caná-; por_q
wer
el nombre de
mulier
en , hebréo es , co–
rno
ya
se ha dicho, un nombre de honor
y
Cle respeto,
qme
significa lo mismo que el nombre .de madama entre
los franceses ,
y
el
d~
señora entre nosotros. En efecto, se
ve que siempre que el Salvador habla con su Madre de–
lante del pueblo
y
en públicó, se servia de este término
respetuoso mas bien que del de madre. Finalmente, otros
piensan que como todo era misterioso en la consumacion
tie aquel gran sacrificii<:>, quiso Jesucristo darnos
á
enten–
der qu·e. su
Madr~
era aquella segunda muger , ; que debía
reparar , digámoslo así , baxo el árbol de la cruz, por la
muerte de su hijo, todo el mal que l_a primera muger
ha-
•
>-