DE LA SANTÍSIMA VÍRGEN.
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bia hecho baxo el árbol fatal que ocasionó su desobedien–
cia , orígen. funesto de todos nuestr,os 1nales.
§.
XXV.
Al
instante que Jesucristo resucita se aparece
ó
su querida Madre.
Luego que la santísima Vírgen vió espirará su que rido
hijo en la cruz,
y
que la grande obra de nuestra redencion
se babia consumado
ya
por el sangriento sacr ificio del Re–
den tor de todos los hombres, se retiró á Jerusalen
á
ca–
sa de María , ma.dre de Márcos, en donde se cree que el
Salvador habia celebrado la última cena con sus apóstoles.
Pa ó allí los tres dias antes de la resurreccion en una su–
blime y contínÚa contemplacion de todos los misterios que
acababan de cumplirse., y de todos los que se habian de
~umplir
despues. No se d ebe dudar que al punto que re–
sucitó Jesucristo se apareció á su querida madre, para in–
dernnizar abun4antemente con el indeciple gozo de que
la llenó entonces de todo lo que había padecido durante
su pasion: la prueba de esta verdad es que en toda la
histo ria tan individual de la resurreccion del Salvador
y
de sus apariciones no se dice haberse a parecido á su Ma–
dre;
y
es claro que si María no hubiera sido favorecida
con la primera aparicion del Salvador, no hubiera dexa–
do este Señor de di tinguirla la primera vez que se apa- _
reció
á
todos sus discípulos juntos, con los cuales se ha–
llaba tambien la santísima Vírgen.
Manda el Salvador
á
IV1agdale11a y
á·
las otras santas
mugeres, á quienes se apareció inmediatamente despues
de su resurreccion, que vayan á decir
á
todos sus discí–
pulos, y
á
Pedro en particular, que ha resucitado:
i
no
las hubiera mandado tambien que llevaran esta nueva
á
su querida Madre., si el mismo Señor no se la hubiera lle–
vado
primero~
Y si le pregunta, dice san Anselmo,
i
por
qué la Iglesia no hace mencion de esta aparicion privi-
' legiada hecha a la Madre de
Dios~
Porque el evangelio,
responde el Santo, nada dice que sea inútil
y
supérfluo;
y
sería inútil decir
que la
pritnera aparicion del Salva4o.r
Tom.VI..
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