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300

VIDA

~ños

que vivió el Salvador sobre la tierra, hace los

s~ten-

t a

y

~os

años que vivió la santísima Vírgen. ·

.

.f\Jg.u·nos

aa~iguos

padres,

y

entre otros san Epifanio,

parece dudan si

la

Madre de Dios murió verdaderamente

ó

si

permaneció inrnórtal, y fue llevada en cuerpo y al–

ma

á

los cielos. Su concepcion inmaculada

y

su materni–

dad divina parece autorizan esta duda, la que se les re–

preser:itaba bastantemente fundada. Pero

la

Iglesia dice

claramente en la o.racion·de la misa del dia de la Asun–

cion, (y este es el comun sentir , de , toda la lglesia) que

la sant1sima Vírgen murió verdaderamente segu n la car–

ne:

Quam

pro

conditione carnis migrasse cognoscimus.

Y

ciertamente, r:io habiendo querido Jesucri sto dispensarse de

mor:ir ,:

po

se podia creer que Maria hubiera . sido exent a.

Es yerclad .que ,san Juan. Damasc e ro..o con talg.unos ot ros

sant.os

padres dice, que stt ;tránsito no s,e puede llamar muer–

te, sino mas bién un dulce sueño, una union mas ínt ima

con Dios,

y

un pasar de una vida mortal

á t

una inmor ta–

lidad bienaventurada;

y

la mayor parte de los antiguos,

al t ratar de la muerte de

la

santísima Vírgen, han intitu–

lado sus obras :,

De Darmitione

,

del sueño

cl.e

la santísima

Vírgen.

.

·.

;

·

En efecto, quien rompió los lazos naturales que te–

nian. unida el alma con el cuerpo , no fue ni lo caduco de

la· vida, ni la inclinacion de la edad, ni la violencia de la

.enfermedad, ni la alteracion

y

trastorno de los humores,

ni

un desfallecimiento .de la naturaleza., ·dicen los san -

tos padres; quien hizo esta separacion por algunas horas fue

·el fuego del puro amor divino. Fue necesario un milagro

·contínuo, dice san Bernardo, para que los lazos natura-

les, que unen el alma con el cuerpo, pudiesen subsistir en

medío del

fue~o

ardiente del amor divino , de que el al–

·ma de la santtsima Vírgen estaba abrasada desde el pri–

mer instante de su inmaculada °Concepci-0n. En su muerte

-suspendió Dios este milagro; y v'ed

aq~í

cuát fye la causa

de esta preciosa muerte. Llegados que fueron el dia, la

•hora

y

el feliz momento 'que la santísima Vírgen debía

acabar esta vida mortal, no suspendió el Señor el efecto

-de aquel

fu~go

sagrado,, le dexó obrar segun toda

su

fuer-

rzá

sobre aquel corazon sin mancha,_

y

sobre aque! santua–

' Xio

del amor divino. Ento!lces, nQ pudiendo este santo