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SENOR NUESTRO.

!223

nos

y

medios ordinarios que hubieran podido facilitar esta

empresa, dice el mismo autor ya citado;

y

para hacer to–

davía mas visible que era la mano de Dios quien la condu–

cia, la executó por caminos y medios enteramente opues–

tos, haciendo servir

á

su designio lo que parecia era mas

capaz de frustrarle y destruirle. Doctrina incomprensi–

ble, moral austera,

fe

ciega, humildad profunda, d_espo–

jo y .despejo universal; de todo

se

valió para llevar al cabo

su proyecto. Para persuadir los misterios mas grandes, para

predicar esta núeva ley, para confundir toda la sabiduría

humana escogió lo mas vil, lo mas grosero , lo mas igno–

rante que· habia entre los hombres: escogió las condiciones

mas baxas, y lo que ha

y

de mas despreciable y mas rústi–

co en estas viles condiciones, para hacer y formar sus prin–

cipales discípulos; doce pobres pescadores sin letras, sin

saber del mundo, sin medios, que no conocen sino unas re–

des, y que solo son capaces de remar en una barca son sus

reyes de armas,

y

Pedro, el mas cobarde y el mas grosero

de todos, es su primer ministro;

sin

embargo, con unos me–

dios tan poco á

propósito,

con unos iilstrumentos tan con–

trarios

á

sus designios ha sometido Jesucristo á su ley todo

el universo; ha convertido todos los filósofos

y

emperadó–

res paganos; y ha establecido y fundado sobre las ruinas de

todas las falsas religiones el cristianismo.

Por mas que todos los ateístas, por mas que todos los

li–

bertinos, por mas que todos los hereges se levanten contra

nuestra creencia, este es un argumento que da por el pie

á

todos sus sofismas, á todas sus dudas,

á

todas

sus

dificulta–

des, convirtiéndolas contra éllQs mismos

á

nuestro favor.

Todos aquellos grandes genios del paganismo, todos aque–

llos secuaces porfiados de la razon humana, todos aquellos

esclavos del deleyte; y por decirlo de una vez, todos los

hombres han sentido naturalmente estas dificultades; pero

á

pesar de su repugnancia y de sus antiguas preocupacio–

nes han creido estos grandes misterios: todo el universo los

ha adorado,

y

todo el mundo se ha hecho cristiano: la Igle–

sia de Jesucristo ha hecho desaparecer, ha aniquilado el e–

norme enxambre de falsas divin idades, el inmenso caos de

tinieblas que viéron los sig1os antiguos. Buscad,

imaginad

un prodigio en que la divinidad de Jesucristo se

manif.es–

te mas visiblemente al espíritu humano, en don

de la sa-