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~22

VIDA DE CRISTO

sen

á.

ser universalmente recibidas de toda suerte de gen–

tes! Pues este prodigio se ha obrado,

y

nosotros somos to·

dos testigos de este prodigio. Aquellos filósofos paganos que

estaban acostumbrados

á

no creer sino .lo que veían: que

examinaban' que conq:adecian' que hallaban que replicar

en todo, que se preciaban de ser constantemente tenaces de

sus opiniones, quejamásserendian sino

á

unas pruebas evi..

dentes

y

sensibles , se han rendido sin réplica

á

estas gran–

des verdades en medio de no poderlas comprender: han

reducido á esclavitud su entendimiento baxo la obediencia

de Jesucristo: se han sometido ciegamente

á

la fe: han con–

fesado que toda su teología era fabulosa: que hasta enton–

ces su filosofía había errado,

y

todo esto sin ser forzados

:ror ningun razonamiento, sin que se haya podidosuavízar

o disminuir su repugnancia. Es verdad que les ha costado

dificultad el creer: es verdad que al principio tr<:itáron á es–

te nuevo Maestro de visionario

y

extravagante: que reci–

biéron

á

sus discípulos con risa: que reclamáron contra lo

que les decían: que disputáron, que escribiéron: todo esto

es verdad;

y

tambien lo es, que las mas veces no se les res–

pondió nada • contentándose con decirles que era necesario

creer; sin embargo de todo esto, estos filósofos han creído

sin contradecir, sin examinar;

y

se han rendido con las

condiciones

y

partidos que se les han querido prescribir.

Los reyes

y

los emperadores que emp1eáron todas sus

fuerzas por ver si podían aniquilar el cristianismo, se han

hecho cristianos: aquellos grandes del mundo que se criá–

ron en el fausto,

y

en los placeres, han abrazado la cruz,

sometiéndose á una ley, y abrazando una religion que no

predica sino. mortificacion

y

penitencia. El mundo, despues

de haber s.ido cerca de cuatro mil años idólatra, se ha he–

~ho

cristiano: unas manos acostumbradas desde la infancia

á

ofrecer incienso á los•ídolos, se han empleado en hacer–

los pedazos

y

en destruirlos: la Iglesia se ha fundado

y

es–

tablecido en todo el universo sobre las ruinas del paganis–

mo, no con mano armada, sino con la sangre de casi diez

y

ocho millones de mártires.

El establecimiento del cristianismo hubiera sido siem–

pre un gran milag ro, por cualquiera medio que se hubiera

tomado para fundarle; pero para que no pareciese que era

obra del hombre, desechó Jesucristo todos aquellos cami-