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VIDA DE CRISTO
biduría infinita y la omnipotencia de
Dios
se hagan sentir
de una manera mas convincente que en este milagroso es–
tablecimiento del cristianismo. Despues de esto, si es im–
piedad el creer y no vivir conforme á. lo que se cree, ex–
clama con r(,lzon el sábio Pico de Mirándula, el no creer
despues de unos testimonios tan auténticos
y
tan incon–
testables, es efecto de una debilidad de espíritu sin lími–
tes ,
y
el colmo de la necedad y locura es no conocer es–
ta debilidad
~e
espíritu.
Una maravilla tan estupenda debe ser el objeto de nues–
tra consideracion mas de una vez; y así no se debe extra–
ñar el que yo la vuelva
á
repetir: Jesucristo se propone abo–
lir todas las religiones que reynaban en el mundo, y esta–
blecer una nueva, cuyo dogma es sobre todas las luces de
la razon, cuya doctrina es incomprensible
á
todo espíritu
humano, cu ya moral hace estremecer todos los sentidos,
á
los cuales les es enteramente contraria. Este proyecto no
podiaexecutarse naturalmente; cualesquiera medios húma–
nos que se hubieran podido emplearen éllo; y por consiguien–
t~,
la execucion de este proyecto, es un milagro visible
y
claro; y lo que hace que este milagro sea todavía mas es–
tupendo, es el no haberse empleado ningun medio humano
en la execucion de este proyecto. Finalmente, Jesucris–
to ha empleado unos medios eñteramente contrarios, unos
medios que en el órden natural debían ser unos obstáculos
invencibles; este
es
el colmo del prodigio,
y
por decirlo así,
el milagro del mismo milagro. Porque, iqué.sugetos eligió
para executar una empresa tan difícil, y al parecer tan qui–
mérica~
Doce apóstoles sacados de la hez del pueblo, hom–
bres groseros, sin espíritu, sin letras, sin educacion, sin me–
dios: doce pescadores que no tenian otro caudal que unas
redes, ni otra ciencia que el arte de coger peces, ni otro re–
curso que una miserable barca. Hombres tan tímidos, tan
cobardes, que el mas generoso, el mas osado,
y
aun se pudiera
decir el mas fiel,
á
excepcion de san Juan, juró tres veces
que no había conocido jamás
á
Jesucristo; y esto
á
la sola
reconvencion de un criado y de una criada. Tales son los
instrumentos de que se quiso servir Jesucristo para con–
fundirá todos los sábios del mundo,
y
para someter al yu–
go de su ley todo el imperio romano
y
todos los pueblos
de la tierra
á
pesar de una inmemorial posesion de costum--