![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0234.jpg)
220
VIDA DE CRISTO
sént ate
la
confusion
extraña
en que se vivía, por ·Io to–
cante
á
la religion, cuando el Hijo de ·Dios se hizo hombre,
y
cuál era el desarreglo universal del espíritu
y
del co–
r azon del ·hombre cuando Jesucristo ·tomó
á
su cuenta el
reformarle. E.l errror reynaba con imperio en todo el uni–
verso,
y
la corruccion de las costumbres babia irurndacjo
toda la tierra. No había criatura, desde la ma's noble has–
ta .
la mas vil, que en alguna parte del mundo no tuviese
altares
y
templos, Aquí adoraban al sol,
allí
á
la luna,
ó–
á
algun otro planeta. Los hombres mas malvados, las mu–
geres mas disolutas estaban en la clase de divinidades,
y
se les ofrecia todas los dias inciensos
y
sacrificios. Había
paises en donde se ofrecian sacrificios
á
aquellos mismos
animales que en otras partes sacrificaban á los otros dio-·
ses : babia tierras en donde los insectos que arrastran por
la tierra eran puestos sobre los altares. Este pueblo se
arrodillaba delante de una encina, aquél que1naba incien–
so
y
le ofrecía
á
una cebolla: únos adoraban á un fantas–
m a que su imaginacion babia formado soñando: ótros
adoraban
á
un buey, una vaca, un puerco: muchos
mi~
raban como un punto de religion el tener por dioses
á
todas estas quiméricas divinidades ;
y
al mismo tiempo
babia sectas que no reconocían ninguna divinidad. Veían–
se pueblos que tenían el pleno poder para hacer dioses de
todo lo que amaban: ótros se tomaban la libertad de de–
gradar á los dioses antiguos cuando no estaban contentos
con éllos; finalmente, no se puede imaginar hasta que
ex–
ceso de extravaga ncia había multiplicado los errores el des–
arreglo del espíritu ; pero
la
corru pci-on del corazon no
había ido ménos lejos, ni conocia mas límites.
Om11is
caro
corruperat viarn suam
:
la corrupcion
de
la
carne, la disolucion , el libertinage babia en estos úl–
timos tiempos inundado mucho m_as la tierra, que cuan–
do fue menester pu rificar
la
con el diluvio. Las pasiones del
corazon de acuerdo, por decirlo así, con los errores del
espíritu reynaban no solo
en
paz, sino tambien con ho–
nor. La injusticia, la impureza, la venganza, el adulte–
rio, y todos los delitos, aun los mas enormes, nada te–
n
ian de horrorosos: la religion pagana los babia con:o ci–
vilizado, autori zándolos con el exem plo de los mismos
dioses: el desórden babia
lleg.ado
á
tal
exceso,
que
ya
no