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;z1I.6

,

VJDA_:_:OE

GRJS:tQ

.0jos

el esrado

en·1 qJM!, .se

,hállaba_,F)

·e:ntopaes 1sn~ (rráC!l,l~os,

y

~l

póder que habiaq t_enidn los ie:ristianos para

h~ce/

cesar

sus ilusiones,

y

:.eJCpeler de,sus.templos sus pretendidas di–

vinidades: los

convidab~n

á_h:acer de;p.µeyo la expedencfa.,

llevande>"á

~u-~

tdibunal,es,

al~1;1¡1\o .d~ · ~quel}os

faJsos.

prq.f~:tas

q~e

pasabáh por

i11~ttJq<:ls

,_

·ª

l,qs puales

~e, ofreciaQ

re–

ducir.

al_

'n'ia.s

v.ergoni.0~Q. silef?l~io,

c<;>mo

·igu-aJ.m~gte

áí,arro–

jar ;los

d~rhonios

de cttal-quier cuerpo en que

e~tuviesen;

so–

bre lo cual les.. habla{Ja>n íCon

·4na

con6anza tal, ·que daba

entendet

~uáail- segw·

os es_taqapl.tde

q;ue,

g~c.ian_verdad·

,.

y

-de.

la

im.J:í>.08Í5iH:daª1 ~ñ . que

..

~J1alJ"c!~é!.fi l_Q~ pag~J10-&-- rl~~res;

Pond rles . · ' · - . ·· .. - · .....

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. Tal •fue

en

los

prun~ros

siglo$ la

y.en

(aJa que los _défen–

sores

de

laireligion crfatiana sacáron del silencio milagro–

so de los oráculos, para demostrar

hl

divinidad de Jesucris–

to~

y

coofu,ndit lo.s prestigios

y

~Q<;~ntos

de l.a ,id9latría.

!

,cJo~r Em¡;©~tro

ctie..rn po ,._

d

icitf

~aln .A.,ta~Q.gSjQ,, .l(i)~

oráculos de

·'!,Délfos

'1

de

.D6d~na

., de .1.ª'J3e@ciª,

A,~ ·~

l_'l ' Líchl .

y

del

,,, Egipto · estaban Uen0s.. cle 1'9s ', jil'.l'postiMas de la magia;

,, la Pitia era admirada de todo. el mundo; pero despues

"que Jesucristo es an.unciado

1)

en toc;iéls _partes ha cesado

.,,,este .furor,

y

,ya

no

se.

'iep $e..mej(lntes adivinos. En otro

'.Z'

t,iempo·, los de·monios.,

hecho~J!d1u.eijos

de las fuentes y

_,,, d_e

·los rios ?,

de

los

ídol0~s

de maclera

y

de piedra, enga–

·'?

ñaban

á · 1os hombres cc:>n sus encantos; pero al presen–

·" te, despues que el Hijo de Dios

§e

ha dexado ver, han

·"cesado, porque para hacerlos

desapar~cer,

no es 1ne–

_,,, nester,_mas que hacer la señaJ de la cruz."

?

El mismo san Atanasia, despues de haber referido

el

sin númer<? de prodigios esti¿pendos que demuestran vi–

.s:iblemente la divinidad

de

Jesucristo,

y

que eran confe–

sados con admiracíon por los mismos paganos, dice:

«

Despues de todo lo, que hemos referido, ved aquí una

'~cosa,

que como la principal,

y

que nadie puede ·poner–

,,, la en duda , merece una atencion particular,

.y

es que

:7'despues que el Hijo de -Dios se dexó yer sobre la tierra,

.,, la idolatría se debilita

y

disminuye todos los días:

la

sa–

" biduría de los gentiles ya no hace progresos;

y

lo que

,,de élla queda, se va disipando

á

toda priesa. Los demo–

·" nios ya no engañan á los hombres con sus ilusiones, con

"sus 0rácuJos, sus encantos; antes bien, si intentan

algu-