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VIDA DE CRISTO
,, puros
y
malignos han sido encerrados en los infiernos.
"Antes que Jesucristo se. hubiese dexado ver sobre la
"tierra, continúa el mismo Padre, el demonio exercia en
"élla una universal tiranía, todos los hombres estaban su–
" mergidos en las mas profundas tinieblas; pero des pues
"que la verdadera luz; esto es, el hijo único de Dios
hu~
"bo alumbrado toda
la
tierra con los oráculos de su evan–
" gelio; despues que las tinieblas del pecado han sido disi–
" padas; despues que todos los hombres, que habian estado
"en el error hasta entonces, han sido llamados al conoci–
" miento de la verdad , han desaparecido todas las ilu–
,, siones de los falsos profetas ; las pretendidas maravillas
"y
las predicciones de la falsa adivinacion han sido ani–
"quiladas: los oráculos de los gentiles han cesado en to-
" das parte;
y
aquellos dioses que acostumbraban venderá '
"buen precio sus mentiras, han sido reducidos .al silencio.
" Antes de la venida de Jesucristo, dice Teodoreto,
"los demonios engañaban
á
los hombres de mil maneras;
"pero despues que la luz de la verdad se ha dexado ver,
"han echado á correr,
y
han abandonado sus oráculos.
"Viendo los demonios predicada
y
anunciada la verdad
"en todas partes, han desaparecido
y
huido como unos in–
" felices fugitivos que se conocen reos de muchos delitos,
y
"que saben que no puede tardar en venir su soberano Se–
" ñor: han dexado vacías sus antiguas habitaciones, de mo–
" do, que al pre ente la -fuente Castalia guarda un silen–
,, cio tan profundo como la Colofona, como las vasijas de
"Dódona,
ó
la Trípode de Délfos. Finalmente, desde que
"el Hijo de Dios encarnó, los oráculos de Délfos
y
de
"Dódona, de Amon,
y
todos los otros falsos profetas
"han perdido el habla. El Capitolio gime al ver que los
"príncipes romanos se han hecho cristianos, y que por
"su órden han sido arq.iinados los templos de los ídolos.
"Los emperadores se postran ya delante de los altares de
"Jesucristo,
y
adoran el estandarte de la cruz."
i
Se vió jamás prodigio mas
estupendo~
i
Puede haber
demostracion mas visible
y
mas clara de la divinidad de
Jesucristo, de su imperio sobre el demonio
y
de su omni–
potencia~
La idolatría, casi tan antigua como el mundo,
era la sola religion dominante en todo el universo, mé–
nos en la Judea: se
veía
autorizada por la supersticion