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VIDA DE CRISTO
ganza de Dios (
lbid.
21. ).
Un padre de familias, les dixo-,
arrendó su viña á ciertos labradores: llegado el tiempo de
recoger los frutos, envió sus criados á los renteros para
que recogieran los frutos de su viña; pero éstos, apode–
rándose
de
los criados, al úno le diéron de gol pes, al ótro
le
matáron,
y
á
los demas les ahuyentáron
á
pedradas.
Envió todavía ótros en mayor número que los primeros,
los que no fuéron mas bien tratados: visto esto, les envió
su propio hijo, diciendo: Quizá tendrán respeto á mi hijo
único; pero al verle los renteros, dixeron entre sí: Este
es el heredero; venid, matémosle,
y
nos quedarémos con
la viña; prendiéndole, le echáron fuera de la viña ,
y
allí le mataron. Cuando venga el señorde la viña, preguntó
Jesus
á
los judíos;
i.
qué hará con tales renteros? Respon–
diéronle: Les hará perecer miserablemente,
y
arrendará
su
viña
á
otros renteros que le paguen los frutos á sus tiem–
po-s. Los fariseos, que estaban presentes, conociéron de–
masiado q,ue esta parábola hablaba con toda la ·nadan:
comprendiéron asímismo que los gefes del pueblo, los es–
cribas, los fariseos, y los sacerdotes eran estos malos ren–
teros, á quienes el Señor babia confiado el cuidado de su vi–
ña: que los criados que el padre de familias babia enviado
en
diferentes tiempos , eran los profetas , á muchos de los
cuales les habian dado la muerte;
y
que el. hijo del padre
de familias era el mismo Jesus, á quien habían jurado
perder. Lejos de aprovecharse los judíos de esta leccion
.alegórica buscaron cómo echarle la mano; ·pero temiéron
al pueblo, el cual le miraba por lo ménos corno
el
mayor
de los profetas. Nada omitiéron desde entonces para ver
cómo le podian poner mal con el pueblo ó con el gocierno:
por todas partes y de todos modos le armaban lazos;.pre–
guntáronle en cierta ocasion si era lícito pagar el tribu–
to al César. Viendo Jesus
su
malignidad, les dixo: Hipó–
critas,
i
por qué me quereis sorp,render por medio de una
pregunta tan
capciosa~
Mostradme una pieza de
mo–
neda
y
habiéndosela mostrado, les preguntó Jesus,de quién
era la figura,
y
el nombre que estaba escrito alrededor de
la figura; Del César, le respondiéron. Díxoles entonces
Je–
sus: Dad, pues, al César lo que es del César,
y
á
Dioslo que es de Dios;.
y
así curnpliréis con las leyes de la
j.us.–
t~cia,
y con
lo que debeis
á entrámbos (
Matth.
z2. ).