SEÑOR NUESTRO.
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éllas,
y
aun tiene una compasion insultante del pobre pu.
blicano,
á
quien tiene por indigno de comparecer delan·
te de Dios,
y
le mira como muchos codos debaxo de él;
al paso que el publicano, teniéndose por el mayor peca–
dor., se da golpes de pechos;
y
no atreviéndose ni aun
á
levantar los ojos al cielo, se contenta con decir: Dios
mio., apiadáos de un pecador tan grande como yo. De es–
te modo el publicano, que al entrar en el templo era qui·
zá mayor pecador que el fariseo, sale justificado; mién–
tras que el fariseo, que habia entrado tal vez mas inocente
que el publicano, sale roas criminal
y
mas culpable(
Luc.
18).
La parábola del criado que debe diez mil taleutos,
y
no teniendo con que pagar, encuentra un amo que por
compasion le perdona gratuitameflte la deuda , miéntras
que este mal criado trata con la 1nayor crueldad á. uno de
los que servian al mismo amo , el cual no le debia sino
cien denarios de plata (
Matth.
18. ). Esta parábola., di–
go, condena visiblemente la dureza con que tratan algu–
nos
á
sus hermanos., al paso que piden que los ótros usen
de toda indulgencia con éllos;
y
para hacer ver que se
puede con el fervor merecer tanto con Dios en poco tiem–
po, como los que ·se han hecho viejos en su servicio, les
propuso la parábola de los trabajadores .que habiendo ido
al trabajo
á
la
última hora, recibiéron la misma paga que
los que habian trabajado desde el amanecer (
Matth.
20).
La parábola de los talentos con que habian negociado,
y
que habian multiplicado los dos criados fieles
é
industrio–
sos,
y
que el tercero tímido
y
haragan le babia enterrado,
manifestaba bastantemente cuánto importa no hacer in–
útiles los talentos que Dios nos ha dado,
y
las gracias
y
favores que nos ha hecho por su puramisericordia{lbi.25.):
finalmente, la de la higuera que se quiere cortar porque no
lleva fruto, es una figura harto sensible de una vida esté–
r il en buenas obras,
y
hace ver bastantemente lo que de–
bemos esperar cuando solo llevamos hojassinfrutos.
Pero como estaba ya cerca el tiempo de su pasion., te–
nia el Salvador un gran cuidado de hacerles, por medio de
parábolas,
1a
pintura del enorme delito que cometeria·n
los que con la horrible impiedad le
pr~paraban
el mas
ignominioso
y
cruel de todos los su piicios , el cual debia
atraer tambien sobre toda la nacion la mas horrible ven-
.
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