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VIDA DE CRISTO"'

trar. Y así,

i

qué le sirve al hombre, añadió, ganar todd

el mundo, si pierde su alma?

i

y qué dará en trueque por

sí mismo? Si alguno quiere ser mi discípulo, renúnciese

á

sí mismo, lleve su cruz t.odos los dias, y sígame: por las

humillaciones y trabajos quiero salvar al mundo; y el que

no fuere por este camino, no puede seguirme. Finalmen–

te, añadió, el que se avergonzáre de mí y de mi evange–

lio, me avergonzaré yo de él cuando viniere en el res–

plandor .de mi gloria. Levantando despues la voz, excla–

mó : En verdad' os digo, que algunos de los que están pre–

sentes aquí, no morirán hasta que vean lleno de magestad,

rodeado de luz, y revestido de resplandores de gloria al

que ahora veis tan humilde

y

tan semejante

á

los demas

hombres; y por decirlo así, al que ahora veis en la obscu–

ridad

y

en el abatimiento (

Matth.

16 ). Sin duda habla–

ba el·Señor de su gloriosa resurreccion, ó quizá su trans–

figuracion, 4e la que fuéron testigos Pedro, Juan

y

J?iego•

. §.XXXII.

La transfiguracion de Jesucristo.

En efecto, seis dias despues tomó Jesucristo consigo

sus tres amados discípulos,

y

los llevó

á

un monte alto,

que

se cree ser el Tabor, en la Galilea, inmediato al gran

llano de Esdrelon

y

del torrente Gison,

á

·dos leguas cor–

tas de Nazaret hácia el Oriente

(Ibi.

17. ):

el monte Tabor

es muy ·alto, y aunque la cima parece terminar en punta,

sin embargo, en lo alto hay una llanura de cerca de me–

dia legua, en la cual la emperatriz santa Elena hizo edifi–

car despues una magnífica iglesia, con tres capillas peque–

ñas para representar los tres tabernáculos que san Pedro

deseó se edificáran. Flabiendo, pues, llevado el Salvador

sus tres apóstoles á la cima de dicho monte, se puso en

oracion , y de repente se transfiguró

á

vista de éllos: su _

cara quedó tan resplandeciente como el sol, y sus ve ti–

dos se pusiéron tan blancos como la nieve. Al mismo tie1n–

po pareciéron

á

sus lados Moyses

y

Elías hablando con él

de la

mue~te,

gtie

dentro_d~poco

habia

d~

padecer en Je–

rusalen. V1enc\o·ios tres disc1pulos la

glona

que rodeaba