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SENOR NUESTRO!

~93

en el mismo sentido dixo des pues san Pablo: que la letra

mata, y el espíritu

vivifi~a.;

y que .el ho,mbre animal no

percibe lo que es del esp1ntu de D10s (

Paul.

2.

ad Cor.

cq,p~

3.

et

r.

ad Cor. cap.

).

.

.

Conocia perfectamente Jesucristo todo lo que pensaban

los cafarnaitas; los cuales, nó teniendo sino una intel igen–

cia del todo carnal, se imaginaban que el Sal vador gueria

darles

su

ca rne á comer,

y

su sangre

á

beber del m ismo

modo que se bebe y se come lo que

s~rve

de alimento

al c uerpo; se imaginaban, dicen los santos padres, que Je–

sucristo quería darles materialmente á comer su carne he–

c ha trozos ; esto era lo que los obligaba á reclamar

y

á de-:

c ir :

dura es esta proposicion, ?,Y quién puede oirla?

Esto obli–

alHijo .de Dios á decirles, que la carne en sí misma, sepa–

rada de la divinidad

y

del espíritu que vi v.ifica, no serviria

de nada. Fué como decirles: la carne humana sepcrrada de

la di.vrnidad; como lo es la de todos los puros hombres,

es

una vianda corporal que.causa horror, que no

es

propü~

·Si'

no para podrirse,

y

que no ptlede servir de alimento -sino

á

los salvages .y

á

las bestias carniceras; pero el cuerpo que

y o intento daros en alimento, es una carne unida substan–

cialmente á la divinidád ; y así debe ser alimento det alma

y

de la vida eterna; pero para que alimente el a l'ma y dé

la vida; no se debe se.Parar del. espírit!U que 'Vivi fi ca ; esto

es, no d ebe separarse de la fe, que es la vida del justo. A los

j udíos de Cafarnaun, que se habian escandalizado del mis–

terio de la Eucaristía con los 9jos espirituales de lta fe, dí–

celes·, pues, el Hijo de Dios, que lo que les ·habia dicho era

espíri t u

y

'Vida,

y:

que no debían entenderlo ae un modo

grosero y carnal, como se lo habian desde luego imagina–

do : que su carne, unida á la divinidad, debia ser alimen–

t o espir itual del alma, no del cuerpo;

y

que aunque su

carne hubiese de ser dada

á

comer real

y

verdaderamente,

esto sería de un modo milagroso, baxo las apariencias de

pan ; de suerte, que esta 1nanducacion nada tendria que

chocase

á

los hombres; pero no aprovecharia sino

á

los

que t uv iesen una fe viva

y

un corazon puro.

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