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VIDA .

DE

1

-CRISTO

_. Como el Salvador no explicaba este misterio

á

escon–

didas , sino públicamente en Cafarnaun ,

y

en sinagoga

plena, se encontráron muchos incrédulos que pensáron

ya entónces como los hereges de nuestros tiempos, que

esta doctrina ·de

la

Eucaristía no se podía sostener,

y

que

entendiéndola Jesucristo en el se11tido propio

y

no en el

:figurado, repugnaba á los sentidos

y

á

la razon; pero sa

7

hiendo Jesucristo por sí mismo que los judíos murmura–

ban , les dixo :

i

Os

choca, y se os hace increíble esta doc–

trina~

No 'me es mas difícil daros sol_amente mi. cuerpo

á

cofner, que subirIJ?_e visiblemente al cielo por mi .pro–

pia virtud y poder; sin embargo, vereis este prodigio con

vuestros propioli ,ojos ,

i

por qué ,; pues, no quereis creer

-este otro·

milagro~

Creedme, añadió el Salvador:

el es–

píritu

es quien vivifica, la carne para nada aprovecha:

.si se la escucha , no sirve sino para inducir al error. Sa–

bed que

lo que os he- dicho es espb-itu de vida.

Yo soy el

camino que no puede extraviaros, la verdad que no p1:Je–

-de .engañaros, la vida que es eterna: yo soy el camino que

conduce á la verdad, y soy la verdad que da la vida

(

Joan

6. ). El camino de los sentidos lleva al error ,

y

el error da la muerte al alma. En estt; misterio si solo

se escucha á la carne, es d_ecir,

á

una razon puramente

humana y carµal: si solo se consulta con los sentidos, to–

do

choca~

.todo altera; es necesario. elevarse por la fe so–

bre los sentidos y sobre la mis·ma razon; es necesario mi–

r~u

este misterio con las luces enterameate espirituales de

la fe. El espíritu es quien vivifica, pues el justo vive de

.la

fe ;

al contrario, el pecador

y

el herege, abismados en

el error por no levantaxse jamás sobre la carne y los sen–

tidos _, están en un estado de muerte, porque la carne

mata .no ménos que la letra..

En este sentido dixo el Sa)vador poco tiempo despues

á

Pedro: No te lo ha revelado 1-a carne y la sangre, sino

ini Padre que está en los cielos. Diciendo Jesucristo que

el espíritu es quien vivifica, y que la carne de nada apro–

.vecha, no decia ql!e la carne unida hipostáticamente

á

la

divininad que quería darnos en alimento del alma, de nada

.servia; solo hablaba

d~

nuestro modo de concebir car–

nal y material, el cual

es

incapaz de hacernos compren·

der lo que la omnipotencia de Dios puede _hacer ;

y