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DESPUES DE PENTECOSTES.
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contumeliis ajfectot occiderunt.
Rex autem cum audisset, ira–
tus eft; et mis.rís e:xercitibut
.ruis, perdidit homicidas illos,
et civitatem itlorum succendit,
Tune ait servís .ruis
:
N uptire
quidem paratre sunt, sed qui
invitati erant
,
nan fuerunt
digni, Ite ergo ad exitus via–
rum
,
et quoscumque invene–
ritis
,
vacate ad nuptias. Et
egressi serví ejus in 'Vias,
congregaverunt omnes
,
quos
invenerunt
,
malos et bonos
;
et
implette sunt nuptire dfrcum–
bentium. Intravit autem rex
ut videret discumbentes
,
et
'lJÍdit ibi hominem non vesti–
tum ve.rte nuptiali. Et ait ilii:
Amice
,
quomodo huc intrar–
t
i,
non habens vestem nup–
tialem
1
At
ille obmutuit. Tune
dixit rex ministris: Ligatis
manibus
,
et pedibus ejus,
rnittite eum
in
tenebras exte–
riores
:
ibi erit fie ctut
,
et
stridor dentium. Multi enim
sunt vocati
'
pauci vero eJec–
ti,
criados : y habiendo hecho con
éllos ignominias , los mataron. El
rey , pues , sabiéndolo , se airó ; y.
habiendo enviado á sus exércitos,
exterminó
á
aquellos
homicid.ás,
y
abrasó su ciudad. Entonces di–
xo á sus criados: Las bodas están
prevenidas ; pero los que estaban
convidados , no fueron dignos. Id,
pues, á las salidas de los caminos;
y llamad
á
las bodas
á
todos cuan–
tos encontráreis. Y saliendo
sus
criados
á
los caminos, juntaron
á
todos cuantos encontraron, malos
y buenos : y las bodas se llenaron
de convidados. Entró , pues , el
rey para ver los que estaban sen–
tados
á
la mesa ,
y
vió allí un hom–
bre que no estaba vestido con ves–
tido de boda. Y le dixo : Amigo,
¿cómo has entrado aquí no tenien–
do vestido imperial? Pero él calló.
Entonces dixo el rey á sus minis–
tros : Atadas las manos y los pies
á
ese , echadle en las tinieblas ex–
teriores: allí será el llanto , y el
rechinamiento de dentes . Porque
muchos son l os llamados, y pocos
los escogidos.
MEDITACION.
Del corto número de los que se sal'Uan.
PUNTO PRIMER O.
Considera que el número de los
q~e
se salvarán es cor–
to no solo con relacion
á
la muchedumbre casi innume ·
rable de infieles , de hereges
y
de cismáticos , sino tam–
bien respecto de la espantosa infinidad de fiele que se
pierden en el mismo ·eno de la lglesia. Pocas verdades
hay
mas terribles,
y
quizá ninguna mas clara
y
sólida–
mente e tablecida que ésta.
Tom, V.
-
V