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DESPUES DE PENTECOSTES.
303
de bien
y
de un cristiano. Los pueblos mas bárbaros, lo
mismo ha sido hacerse fieles, que reprobarla: ó no ha de
haber virtud, ó ha de ir acompañada de la mansedumbre,
de la afabilidad
y
del sufrimiento. La cólera es un frenesí
contra la verdad, y que tiene mucho de locura; va siem–
pre acompañada de furor, y de una especie de enagena–
cion de espíritu. En efecto,
i
qué significan aquellos movi–
mientos improvisos que no la dexan ni aun tiempo para
deliberar , aquellos rebatos impetuosos tan parecidos
á
las accesiones de una fiebre ardiente que siempre va en
aumento~
i
qué significa aquel rostro alterado , aquellas
miradas furiosas, aquellas palabras ofensivas, aquellos ím–
petus violentos siempre prontos á descargar teinpestades
de piedra
y
de granizo?
i
Son estas señales de un hombre
cuerdo? Todo el mundo conviene que no se debe aguar–
dar razon de un hombre montado en cólera. La agitacion de
la sangre no es el único efecto de su bilis: ninguna pasion
manifiesta
y
prueba tanta flaqueza de espíritu como ésta:
Ira in siau stulti requiescit
(
Eccles.
57. ). ¡Pero que des–
trozo, qué funestos efectos no dexan tras sí estos rebatos!
A lo menos no tomará esta violenta pasion las armas sino ·
para defender la justicia
y
la razon; pero siempre es ene–
miga de entrambas. Lo que causa ese grande estruendo es
una palabra inconsiderada escapada sin intencion, es un
descuido de un criadq. en que no hay malicia, es por lo
comun una nada. Veis aquí las mas veces la pavesa que
causa ese incendio. Es una pequeña niebla que se levanta
en un día sereno,
y
prorumpe en truenos
y
en relámpagos.
i
Qué virtud puede crecer en un terreno sujeto
á
tantas
tempestades~
No hay parages mas estériles que aquellos
montes que de tiempo en tiempo vomitan rios de fuego.
¡Buen Dios!
i
Cuándo se comprenderá· lo perjudicial que
es una pasion tan irracional?
i
Qué estimacion ni qué auto–
ridad puede conservar entre sus hijos
y
criados una perso–
na que no sabe dominar su mal humor, ni prevenir,
ó
á
lo
menos regular sus primeros
movimientos~
Esos ayres siem–
pre adustos, esos tonos eternamente amenazadores, esos
to–
rrentes de injurias isuavizan mucho los espíritus? manan los
corazones? iNos hacemos muy respetables á fuerza de mon-
-tar en cólera,
y
estar siempre prontos
á
prender fuego
á
la menor chispa?
i
Somos mas amados por eso?
i
somos