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DESPUES DE PENTECOSTES.

PRO POS I TO S.

·

r

1

Es evidente que serán pocos los que se salven res–

pecto de la espantosa multitud de cristianos que se pier–

den. Pero aun cuando el número de los que se salven hu–

biese de ser mas corto de lo que es , es menester ser de

este corto número, cueste lo que costare. Para esto toma

la firme resolucion de negociar con todos tus talentos, de

emplear toda tu industria, de no omitir nada que pueda

contribuirá la consecucion de un negocio tarn importante.

Es estrecho el camino que lleva

á

la vida. Por r:nas que el

amor propio se queje, por mas que griten todas las-pasio–

nes no hay mas de dos caminos. Resuélvete ahora mismo

á

hacer los últimos esfuerzos para entrar por esta puerta

angosta. Huye de todo director, de todo doctor relaxa–

do; son estos unas guias muy malas.

El

camino es estre–

cho; figúratele tambien fragoso

y

dificil; sobre todo, cuan–

do se anda por él con una cruz

á

cuestas.

i

Pero hay en qué

escoger cuando no hay mas que un

camino~

Jesucristo no .

nos ha mostrado ótro: todos los que se han salvado, han

andadó por

él.

i

Por ventura has encontrado tú alguna

otra

vereda~

Este camino es poco frecuentado ; guárda–

te bien de andar con la multitud: el tumulto que causa és–

ta

y

el polvo que levanta no dexan que se advierta que

se va fuera del camino real: sábete que

er

que va con los

muchos va perdido. Huye de las concurrencias de la

gen~

te del mundo: mira con horror las' máximas de los mu–

chos;

y

sobre todo, aborrece aquella máxima que quiere

que se viva y se obre en todo como los <lemas.

Na

as~stas

jamás

á

los espectáculos ni

á

los bayles: evita por moti–

vo de religion todos los sitios de placer

y

pasatiempo

y

las concurrencias mundanas: resuélvete

á

ser del corto nú–

mero de las almas devotas, humildes, fervorosas que no

hallan gusto sino en el cumplimiento de sus obligaciones,

que viven retirad(\s del mundo .,

á

quienes éste no puede

echar en cara sino que son demasiado modestas, demasia–

do circunspectas , demasiado religiosas, sino que no son

de sus pasatiempos, ni de sus necias alegrías. Acordémo–

nos que el reyno no se da sino á la pequeña grey. Aunque

todos son llamados, sin embargo son pocos los escogidos;

Tom.

V-.

V 3

,