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2:70

DOMINGO

DIEZ

Y

SIETE

R E F L E XI O N E S.

No

hay mas de una fe.

Nosotros creemos lo que creían

los primeros cristianos,

lo

que creyeron los santos;

y

lo

que

lo )

santos creyeron los hizo santos.

Nue ' tra religion oo se ha alterado ni en el dogma, ni

en la doctrina, ni en la moral.

La

fe es la misma que

ba

sido siempre, el

mi

mo objeto de la fe, las mismas ver–

d ade

de fe.; los mismos misterios: Ja fe no se envejece;

no está sujeta, ni á la vici itud de las cosas humanas, ni

á

las revoluciones., ni

á

las mudanzas. Con la sucesion de

lo

tiempos todo se altera, todo se va deshaciendo. Las

rnonarqut a nacen, tienen su apogéo en que llegan á su

m -1yor altura; y e les ve despues

ir

baxando. Todas las

co. a'i ti

en sus edades.,

y

todo camina á su

fin.

Sola la

fe

de la lgle ia es invariable. Los pueblos pueden perder la

fe' pero la re no pierde jamás nada por

el

desórden

y

la

apo'H<:bÍa de los pueblos. Las costumbres pued,en corrom–

perse , pero la fe de la Igle ia es inalterable. Ella ha vis·

to nacer

y

morir todas las heregías, todas las sectas. Los

astros

ma

brillan tes del mundo cristiano se pueden ecJ i

p–

sa r: las mas grandes lumbreras de la Igle ia se puederi

apJgar; pero las luces de la fe son siempre puras. Bien

pueden las tinieblas del error robarle al espíritu su lustre

y

su re plandor · pero estas mismas tinieblas son cuando

mas respecto de la fe, lo que los vapores

y

las mas espe–

sas tiniebla respecto del sol, que no empañan ni manchan

su

belleza

y

su resplandor. La noche solo es para los que

han perdido de vista e te hermoso a tro;

y

si algunas

ve–

ces aparecen en

él

manchas, éstas están en los ojos , pe–

ro no en el sol. La fe es una,

y

jamás puede haber mas

d,e una; así como no hay mas de un solo Dios, un solo so·

beranq Señor, un solo bautismo. ¡Qué in felicidad , qué

desgracia la de todos los herege

!

Sola la Igle ia católica,

a po tólica, romana tiene e ta fe. Para perder la fe no

es

nece ario no creer nada; basta errar en un solo punto

en materia de fe para no tener fe; pue" siendo ésta una

é

iodivi ible , no puede sufrir ni duda, ni perplexidad , ni

excepcion.

E

ta

fe es la que desde el tiempo de lo após–

toles ha

de

pojaio

de

sui

riquezas

á tantos

fieles; la

que