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DESPUES DE PENTECOSTES.
·275 .
J
ACU
LATO
RIAS•
.Quis nos separabit
a
charitate Chris&H tribulatio, an an–
gustia
~
Rom. 8.
i
Quién nos separará jamás· del amor de Jesucristo?
i
Será
acaso la tribulacion ó la
~ngustia?
Certus sum, quia neque mors, neque vita, neque creatura
alia poterit nos separare
a
charitate Dei, .quce est in
Christo Jesu Domino nostro.
Rom. 8.
Estoy cierto, que ni la muerte, ni la vida, ni ninguna .otra
criatura nos podrá separar del amor de
Dios~
el cual
está fundado en Jesucristo
m~estro
Señor.
PROPOSITOS.
1
Ei
amor de Dios jamás fue ociosó ni perezoso: ha–
lla modo cómo exercitarse hasta en el reposo. Este fuego
sagrado que el Salvador vino á traerá la tierra se apaga
luego que está sin accion. Es preciso que caliente., que
alumbre, 'que queme. Un corazon frio, un espíritu ciego, -
una alma sepultada en sus imperfecdones están poco infla–
madas del amor divino. Magdalena postrada
á
los pies del
Salvador no habla palabra; pero los riega con sus lágri–
mas, 1os enxuga con sus cabellos, los besa, y derrama so–
bre éllos su bálsamo. Las obras deben -decir que amamos
á
Dios. Toda otra voz se hace oir muy poco. El amor di–
vino allana todas las dificultades,
ó
á lo menos las supera.
Los que rehusan hacerle á Dios cien pequeños sacrificios
que les pide
i
pueden decir que aman
á
Dios~
Ten el
dia de hoy el consuelo de probarte á ti mismo que amas
á
Dios. Mira qué es lo que te pide tanto tiempo ha: tu di–
rector, tu propio corazon, tu conciencia te lo dicen : no
te costará mucho el hallar materia para algun sacrificio:
te pide Dios que le sacrifiques ese pequeño resentimientot
ese pasatiempo, esa diversion, esa pasion al juego, esa vi–
sita poco necesaria, esa -solicitud en componerte, &c. Pos·
trado ahora mismo
á
loe; pies de tu
crucifixo~
dile
á
Dios,
que quieres por su amorir
á
ver hoy mismo a
quella perso–
na á quien miras con frialdad: que quieres privar.te de
aquella visita, de aquella concurrencia, de aquel juego:
-
s
2