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DESPUES DE PENTECOSTES.
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en élla diez y ocho meses, animado de una aparicion d·e
Jesucristo, quien le dixo que había elegido para sí un sin
nt'fmero de gentes en aquella ciudad. El suceso verificó
bien pronto la prediccion. La fe hizo prodigios9s pro–
gresos entre los corintios, y la iglesia de Corinto vino á
ser en poco tiempo una de las mas numerosas y florecien–
tes de la Aca ya. San Pablo, que babia: hecho_en élla ta11
famosas conversiones, así de judíos como de gentiles, em–
pieza la carta que les escribe dando gracia5 al Señor por
un tan gran beneficio. Bella leccion
pa~a
muchas personas,
que habiendo recibido semejante gracia, pasan toda su
vida sin dar jamás las gracias
á
Dios por élla. ¿Y no so–
mos nosotros de este
número~
Un cristiano, un católico
no debe dexar pasar un solo día de su vida sin dar gra–
cias
á
Dios
por haberle hecho nacer de padres cristianos,
y haberle criado en el seno de la Iglesia , mientras tanto
que ótros viven
y
permanecen en la ·infidelidad
ó
en el
cisma y la heregía.
·
Quod
in omnibus divites facti estis in il!o,
in
omni ver–
bo, et in omni scientia:
dóy le gracias, continúa el
A
pós–
tol , porque os ha enriquecido de toda suene de bienes, ·
con todos los dones de. la palabra
y
de la ciencia. Estqs
bienes y dones, de que san Pablo dice habían sido enri–
quecidos los fieles de Corinto, son,
ademas.delas gracias
a l tuales, los dones extraordinarios del Espíritu sanro que
Dios comunicaba con tanta abundancia á los primeros fie–
les; los dones de lenguéls
y
de profecía, el de in.teligen–
cia de las santas Escritur<ts
y
de los misterios de la reli–
gioH , el don de predicacion,
y
hasta el don de milagros.
En los primeros dias de la Iglesia eran menos raras
es ta~
gracias singulares
y
prodigiosas; Dios las derramaba libe–
ralmente. Y como los corintios estaban -por lo natural mas
distantes del reyno de Dios que los
otros
pueblos del' Orien–
te, por ser mayor en éllos el
lu~o,
las delicias,
y
la arro–
gancia, fue preciso para convertirles emplearrgracias so–
brenaturales mas estupendas; y por este motivo se las
babia concedido Dios can liberalmente.
i
Quién ha pasa–
do
á
veros , dice san Clemente papa en
la
carta que les
escribió, quién os ha tratado, y no os ha dado la enho–
rabuena de los conocimientos y de la Ciencia ·tan perfec–
ta
y
tan cierta que Dios os ha comunicado '? Parece, aña-
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