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DESPUES DE PENTECOSTES.

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pasear por éllos. Un antiguo intérprete añade, que en me–

dio del lecho de cada -casa habia un agujero que se abría

hácia fuera cuando se quería subir sobre el techo,

ó ,

pa–

ra que entrara el ayre,

y

se

oreara la habitacion interiOr.

Viendo, pues, los que llevaban el paralítico que no po–

dian entrar en la casa por la mucha gente, subieron_·al

techo por la escalera ihterior, abrieron el agujero,

y

b;;¡–

xaron con cordeles la cama del enfermo hasta ·al cu.arto

donde estaba el Salvador.

,

Jesucristo , que veía una fe tan viva en· el corau>n

de aquellos hombres, embelesado en cierto modo de su

<::aridad'

y

de las santas. di sposiciones del renfermo' hi–

zo bien presto lo que deseaban; pero· para enseñarnos

gue se debe preferir simpre ]a salud

d.el

alma á la del

cuerpo, Ja primera gracia que hizo al paralítico, sin que

se la pidieran , fue perdonarle sus pecados, despues ,de

haberle hecho la de tener un vivo arrepentimiento,

,y

una verdadera contricion de éllos.

Dixit paralytico: Con–

fide, fili, remittuntur tibi peccata tua;

le dixo al paraHtico:

Hijo , ten buen ánimo: tus pecados se te han perdonado.

¡Qué de votos se hacen entre los cristianos por la salud

y–

por los beneficios temporales!

j

Pero que pocos le piden

á Dios la ¡;i;racia de una sincera penitencia! Muchas per–

sonas recibirían la salud del cuerpo si se dieran

pri~

de recobrar la salud del alma;

y

si antes de recurrirá

los remedios de su enfermedad, comenzaran detestando

sus culpas

y

se confesaran.

Estas palabras :

Tus

pecados

se

te han perdonado,

asus–

taron

á

los doctores de la

l,ey y

á

los fariseos ; tanto,

que se escandalizaron de oírlas; sin embargo, no se atre–

vían á descubrir sus pensamientos, contentándose con de–

cir dentro de sí mismos:

i

Quién es ,este hombre?

i

en

qué piensa? Blasfema:

Dixerunt intra

se: Htc

blasphe–

mat.

Consistía -la _preteqdida blac;fernia en que el Salva–

dor se atribuía el poder de perdonar los pecados , lo

que no toca sino solo á Dios.

.

Quis potest dimittere pec–

cata, nisi solus Deus?

i

Quién puede perdonar los pe–

cados sino solo

Dios~

Decían. bien;

y

así

el SalVador pre–

tenJia por lo mismo darles una prueba convincent.e

d~

su divinidad, confirmando evidentemente lo que les de–

cia con un milagro tan visible, como era mostrarles