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DOMINGO DIEZ
Y
OCHO
.· :El ·evangelio de la misa de este di? es del capítulo no·
no de san Mateo, donde se refiere la historia de la mila–
g.ros:a cur.acíon-del .paralítico ,
á
quien mandó Jesucristo
llevase su lecho.
.
'
, · - Habiendo dexado el Salvador el territorio de los ge–
·rasenos -, donde hahia permitido
á
una legion de demo–
nios, expelidos del cuerpo de uno
ú
de dos energúme -
nos, que entrasen en una piara de pwercos, y que fue-
.sen á anegar-los, pasó
el~
mar de Galiléa, y füé á la ciu–
dad
de Cafarnaun , pero en secreto
y
sin ·ruido. Sin e.m–
,.. ba¡go,
º.º
pudo ocu.ltar tanto su
.ll~gada,
que al
pu~to
no se supiese y se ext1endese la noticia por toda la cm-
. dad. Concurrio tanta infinidad de personas
á
él , que no
cabian en la casa
ni
e'n
et
zaguan~
Los discípulos que
v«úan tantos oyentes juntos, y sabian que Jesucristo no
dexari<i ·de inMruirl,es.
y
dis~ riburl:les
el.
pan de la divi.
na palaorá , -como .acostumbraba hacerlo, le prepararon
una silla
ó púlpito; y al mismo tiempo ofrecieron ac;ien–
·tos
á
los fariseos y
á
los doctores de la ley
ó
escribas
que
habían a-elidido de mijchoi ' pueblos de Galiléa , de
-Judéa, y · hast-a de Jerusalen,
y
que hallándose · en Ca-
farnaun, se alegraron muol;io de poderle ver. Estando
't0dos
~entados,
les hizo el Salvador
un
razonamiento muy
'instructivo y muy patético sobre ,lo¡ ·pFincipa.les· puntos
·de la ,ley; y habló con tanta, energía
y
uncían, qNe to.–
·dos1corrvi·nÍ'eron en que él solo poseía la .p:lenitud de la
ciencia
y
de
la
sabiduría.
.
· .
'. .
~·.
Acabado el sermon , le
presentar.on-mn ,gran nú-mero
de ,enfermos
z
.cur~los
á
todos, á vista del concurso ; de
·suerte, que. Jamas se
~ostro
su poder ·mas estupendo
que én este laoce; .pero en· donde mas resplandeció su
di vinidad fue enL,'la cutacion de un' paralítico. Piesentá–
ronle
por entr<¡!
'fa
multitlld "un
pc>bre1
lilombré' perlático
·de todos
StlS
miembros , tal, que mas parecía un . hom–
-irre
qi.t:J erto,
que un hombre vivo. Lleváronle cuatro hom·
bres en una
cama;
los cuales, viendo que no ·podían atra-.
vesas por entre . la gente,
y
desesperando, despues
de
·mil'
vanos esfuerzos, lograr
me~@rle
en la casa·, ·resol–
'vieron
1
baxarle ·
'pbr
el techo, y descolgarle en
la-
sa–
la.
Ya se advirtió ,en otra parte ,tque los teehos
~de
'1as
q¡sas de todo el Oriente eran planos,
y
que se podia